Tragedia

El próximo gobierno de España dependerá de quienes no quieren a este país

Tragedia resulta que, dada la incapacidad de pactar entre los que suman el 70% de los votos emitidos, España mantenga la imagen de división que plasmaba Goya en su cuadro Duelo a garrotazos, donde dos españolitos dirimían sus diferencias a estacazos y que siempre se había mostrado como la verdadera forma del país, las dos Españas. Dos siglos después parece que seguimos enfangados en la absoluta incapacidad de dialogo entre los dos grandes partidos y aquello de la Transición se va configurando como una extraña anécdota a pie de página de nuestra historia.

Los gritos de “no pasarán” celebrando la enésima sorpresa de Sánchez recuerdan una guerra civil en que nos dimos algo más que estacazos. ¿En verdad entienden que significó aquello los que gritaban tal proclama como si de una guerra de trincheras se tratase, mientras su líder es incapaz, siquiera, de felicitar al que tuvo más votos? ¿Qué tipo de megalomanía maneja el presidente en funciones?

De comedia de mal gusto resultó ver a la ministra de Hacienda gritando de forma desaforada, como un hooligans ebrio, cada una de las frases del presidente en funciones en el balcón de Ferraz. Parecía jalear su puesto en el Consejo de Ministros.

De comedia es oír a los que dicen sumar, pero que han perdido escaños, afirmando que han ganado las elecciones. Lo que han ganado es, probablemente, seguir en los sillones del gobierno. De comedia es oír a los de “vox” criticar a todos pero no asumir ninguna culpa de su retroceso, será que lo suyo de propio, es proponer solo retrocesos en sus propuestas.

Trágico es ver al ganador-perdedor de las elecciones, Feijóo, tener que decir aquello de “gracias presidenta”, en referencia a Díaz Ayuso, en el balcón de Génova mientras montaba el teatro de sonrisas fingidas y decir que iba a intentar gobernar. Bien sabe él que no le dejarán.

Y no le dejarán gobernar España, y esa es la ironía, no sé si trágica o cómica, quienes precisamente no creen, ni quieren a España. Son esos que siempre, con cinismo, hablan “del Estado español”. Resulta que el gobierno de todos los españoles depende de quienes no quieren ser españoles, ni se sienten como tales, salvo para sus privilegios de idioma, negando el español; su propia fiscalidad, basada en fueros decimonónicos; y para proclamar que tienen un hecho diferencial que les hace distintos al resto. Yo pensaba que todos éramos igualmente distintos e iguales, pero no al estilo de Orwell. Ya saben: algunos animales son más iguales que otros. Vale.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios