Votantes con retrovisor

El Gobierno andaluz ha empleado casi cinco años en descubrir que los carriles bici en una ciudad no le competen

La convivencia entre patinetes y viandantes por las aceras es imposible. Resultan inútiles las apelaciones al buenismo de los conductores de los artilugios mecánicos para que reduzcan su velocidad y transiten con cuidado en los espacios públicos que permiten dar un tranquilo paseo o sencillamente sirven para desplazarse de un lugar a otro con el sano motor de las piernas.

Sólo es necesario acudir cada tarde a los paseos marítimos o al propio Muelle 2, por no irnos a determinadas calles del centro histórico de la capital malagueña, para comprobar que andar se ha convertido en una profesión de riesgo y que el público de a pie son simples figurantes en una gincana. Mientras, ayuntamientos como el de Málaga publican bandos ineficaces, descargan la responsabilidad en la Policía Local, con apelaciones a que extremen la vigilancia, estudian si los infractores, además de las multas, deben pagar la retirada de la grúa y se sumergen en modificaciones de ordenanzas de movilidad para ver cómo se puede regular el fenómeno.

Sería más útil encargarle a alguna empresa que fabrique unos retrovisores para peatones. Así las potenciales víctimas que desafíen los peligros y osen aprovechar la fresca para una caminata por territorio de patinetes tendrán la posibilidad de evitar algún golpe trasero. Porque la siguiente alternativa que se me ocurre, es señalizar oficialmente el doble sentido en las aceras para que los artilugios circulen siempre de frente a los inermes espectadores y así facilitarles las esquivas.

El mundo se mueve rápido y la Administración suele llegar tarde a la cita. Casi cinco años después del plan suscrito por la Junta para construir 50 kilómetros de carriles bici en la capital, el Ejecutivo autónomo ha llegado a la conclusión de que dotar de esas infraestructuras a una ciudad no es su competencia. Para algo están los ayuntamientos. No puede decirse que la decisión no haya sido meditada. Un proyecto europeo presume de que en el futuro los vehículos para los desplazamientos urbanos serán las bicicletas, las motos, los triciclos y cuatriciclos, pero eléctricos. Y, lógicamente, el lugar para que transiten a una velocidad máxima de 25 kilómetro por hora son las calzadas. Málaga se ha apuntado al plan. La lucha contra la contaminación que originan en gran medida los combustibles fósiles que consumen los coches, ya es urgente.

Pero a la vez que se apuesta por ese cambio en el modelo de tráfico con las bicis eléctricas, el principal proyecto de Francisco de la Torre es un gran túnel junto al puerto para facilitar la circulación de más coches de Oeste a Este a través del corazón de la ciudad. Igual a los votantes también habría que dotarles de retrovisor.

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