Cultura Todo listo para los Latin Grammy en Málaga

Un adiós impropio

Una de las artistas más queridas por el público, sin distinción de edades, se ha ido rodeada de un mutismo extraño

Me da a mí, Carmen, que no te habría gustado esta despedida tan íntima que te han organizado. Ya habías tenido bastante con ese alzheimer que te invisibilizó estos últimos años, como para rematarlo con este adiós, tan frío para tus maneras, tan impropio. Aquella frase del recordado Pérez Rubalcaba, tan lapidaria como exacta: “Los españoles enterramos muy bien”, ha pinchado en hueso contigo. Una de las artistas más queridas por el público, sin distinción de edades, gustos o credos, conocida y reconocida por varias generaciones de españoles, que hizo de la simpatía bandera y de su origen un orgullo, te has ido rodeada de un mutismo extraño. Y no hay derecho a hurtarte esa última alfombra roja, arropada por el cariño y el respeto de muchos, que tanto te habría gustado. Que quien es diva y artista –dirías– ha de serlo hasta en el último saludo. Contigo, Carmen, se va parte de nuestra historia artística más auténtica y también más bizarra. Una quinta irrepetible la tuya y la de Lola, Marujita, Lina, Nati, Estrellita, Sara, Marifé, Lolita, Paquita, Juanita… Raza de camaleonas, supervivientes natas. Mujeres que se reinventaron, entre luces y sombras, sin perder un ápice de lo que siempre fueron: artistas y, en su mayoría, andaluzas. Toda una generación, que era también la de mi madre, y de la que todavía siguen en pie un buen puñado de ellas agarrándose a la vida como jabatas, con un sentido del deber, un saber estar, un ánimo y un coraje, a prueba de casi todo. Ellas fueron las que siempre estuvieron ahí, empujando el carro de sus casas, de sus hijos, de su gente. Polifacéticas irrepetibles: madres, amantes, esposas, hijas, enfermeras, cocineras, chachas, psicólogas, gestoras, actrices, cantantes, bailaoras, presentadoras, relaciones públicas, abuelas, inversoras, amén de únicas y sabias. De todo hicieron y por todo pasaron, estas rebeldes sobradas de causas, pero sin alharacas. Se vieron lanzadas a un mundo para el que jamás las prepararon y del que no solo sobrevivieron con dignidad, sino que corrieron aventuras y afrontaron situaciones, de las que todavía hoy no logramos explicar cómo pudieron salir indemnes y sin apenas inmutarse. Mujeres que vivieron con lo que les tocaba y tiraron adelante porque no les quedaba otra. De esa quinta quedan ya pocas, poquísimas artistas. A las que ya se fueron, se las despidió como lo que eran: divas muy queridas, artistas admiradas. Silencio y respeto ha pedido para ti, tu hijo. Sea. Pero no merecías este triste e inmerecido mutis por el foro. Descansa, al fin, en paz, Carmen.

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