Ni cabras, ni marcas, ni hinchas, ni apellidos

Vista la campaña, Juanma Moreno se presenta como el hombre tranquilo, casi como el agua, insípido e inodoro

D ICEN que lo único que nunca se le puede pedir a un forofo es que cambie de equipo de fútbol. Y, de alguna forma, la política también ha funcionado con esos parámetros. Cuando PSOE y PP lograron, por diferentes razones, que su electorado se desenganchara, sus seguidores no votaron al partido contrario. La venganza se dirigió a la cuña de la misma madera: llámese Podemos en el caso socialista y Vox y Ciudadanos con los populares. Complicado para los dirigentes asumir la deserción de amigos, compañeros y hasta familiares.

Hace tres años, Alfonso Guerra en una entrevista en La Sexta admitió que era suya una frase que pronunció en los 80: "El PSOE presenta una cabra a las elecciones y gana la cabra". Era la etapa hegemónica de Felipe González y aunque el afilado lenguaje del vicepresidente permitía cualquier interpretación dijo que se refería a los alcaldables de los ayuntamientos. Ahora la marca PSOE no atraviesa por su mejor momento y las andanzas del líder Pedro Sánchez tampoco levantan pasiones. Complicada papeleta en Andalucía para el aspirante semidesconocido Juan Espadas.

En el PP Juanma Moreno, en uno de sus arrebatos de sinceridad que le asaltan en algunas entrevistas e incluso mítines, admitió que en la comunidad era más fácil votarle a él que a su partido. Solución, diluir las siglas. "Al desnudo", "sin ideología", "sin apellidos", "cambia el azul por el verde", destacaron en sus titulares diferentes medios de comunicación. Moreno se presenta como el hombre tranquilo, pragmático, casi como el agua, insípido e inodoro, pero capaz de calmar la sed política de cualquier elector. Menos la de los hinchas radicales.

No es nueva la estrategia. Al margen de Alberto Núñez Feijóo, que la ha practicado con éxito frente a Vox en Galicia, la única formación que convalida la sentencia de Alfonso Guerra, como se ha visto en el caso de Castilla-León. Al alcalde de Málaga, cuando se aproximan los comicios, también se le incrementan los sarpullidos que le provocan lucir las siglas del PP. Es más, alguna convocatoria le ha convertido en un plebiscito sobre él. No se trata de darle ideas a los coordinadores de la campaña para revalidar el sillón en San Telmo y que, nuevamente dirigirá Elías Bendodo. Hace cuatro años colocaron al candidato ante las cámaras para que convenciera a una vaca. Después es cierto que igualaron los peores resultados de la historia del PP en Andalucía. Pero los ideólogos de la gesta de desbancar al gobierno del PSOE acudieron a Washington a recoger uno de los llamados Oscar latinos de la política. Tendrá que cuidar "Juanma", para los votantes, que nadie le proponga bautizar conversos a orillas del Guadalquivir.

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