A golpe de tuit

En la lucha por hallar un puerto al abrigo de la tormenta perfecta, no vale siempre dar una conversación de cloaca

Las redes sociales han supuesto un alivio para numerosos políticos que se comunican directamente con los ciudadanos sin pasar por los molestos filtros de los medios de comunicación. Pueden colocarle a la audiencia el mensaje que quieren. El caso más extremo es el del presidente de Estados Unidos que usa Twiter, con más de 54 millones de seguidores en su cuenta, para lanzar todo tipo de invectivas, por ejemplo contra algunos de sus diarios preferidos. Y también retransmite las medidas que ha tomado o piensa adoptar desde la Casa Blanca.

El ninguneo persigue restar todo la fuerza a la prensa en su función básica como contrapoder frente a los gobiernos y las grandes instituciones, principalmente. Se ha desatado una auténtica guerra porque los medios se sienten amenazados por el personaje. Y cuando entran en juego otros elementos que perturban el ejercicio natural del periodismo, los errores o las malas decisiones las toman los dos bandos en contienda. Al margen de quién lleve la razón ante la perversa dinámica de Trump.

En España, Pedro Sánchez, con casi un millón de seguidores, también prefiere los tuits para sortear los momentos incómodos y evitar los interrogatorios periodísticos. Mientras, la vicepresidenta del Gobierno, aprovechando el debate sobre las noticias falsas, que precisamente circulan sin el más mínimo control por las redes sociales a las que tanto se han aficionado los dirigentes políticos, asegura que el problema es que la "libertad de expresión no lo resiste todo" e insinúa que hay que revisar el actual marco legislativo para, en definitiva, establecer qué cosas se pueden publicas y cuáles no. La tentación de los gobiernos, cuando no le satisfacen lo que se cuenta de ellos, es sondear si hay alguna forma de embridar al mensajero. Y que conste que opino que en esta lucha por encontrar un puerto que abrigue al negocio periodístico de la tormenta perfecta que padece, los fines no siempre justifican la difusión de conversaciones de cloaca.

De lo global a lo local. Me ha llamado la atención que la subdelegada del Gobierno en Málaga informe también directamente vía tuit de algunos sucesos, en vez de comunicarlos antes a los medios. Lógicamente juega con ventaja. Como responsable de las fuerzas de seguridad pueda acaparar todas las exclusivas. Dos noticias se referían desgraciadamente a crímenes machistas. "La violencia contra las mujeres sigue siendo escalofriante", decía en un mensaje. En otro usaba el hastag Ni una menos, tras un asesinato. Pero quizá con tanto tuit a María Gámez, como representante del Ejecutivo central, se le olvida que lo que se le pide es que intente poner los medios para evitar esas muertes. No que las dé en primicia.

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