El plan B

“Nosotros tenemos un plan B”, declaró el alcalde de Málaga tras conocer que nos quedábamos sin exposición

Nosotros tenemos un plan B”, declaró el alcalde de Málaga tras conocer que nos quedábamos sin exposición. Estoy convencido de que realmente cree que la ciudad lo necesita. Y no me refiero al mecanismo para ponerla en el mapa. Hace años que está. Málaga la mejor ciudad para vivir, para viajes urbanos, para teletrabajar…Y solo en las últimas semanas. Tampoco se necesita una exposición para mostrar los retos y logros de un desarrollo urbano sostenible. El concepto decimonónico de las exposiciones internacionales ha quedado superado por el universo del 5G. Los avances de la revolución industrial que se mostraron en el Palacio de Cristal de Londres en 1854 hoy se comparten en tiempo real, cualquier congreso oferta la participación por videoconferencia y, en unos años, el metaverso ofrecerá una interrelación cuasi real en una feria. No será sostenible a la vista del gasto energético, pero sí factible. Para lo que realmente sirven es para darle la vuelta a las ciudades como a un calcetín y su reto no son las propias exposiciones, sino la postexposición.

Málaga se ha quedado sin 1.400 viviendas sociales en el horizonte de 4 años. Pero tanto el suelo público como la promesa del gobierno central de una política de vivienda más ambiciosa permanecen. Puede que formen parte de ese plan B. También existe suelo para el anillo. Si su futuro era convertirse en un parque empresarial, con la inversión privada que también necesitaba antes puede ser parte del plan. Otra cosa son los 1.000 millones de euros en infraestructuras con los que el plan A había demostrado una elogiable inteligencia política al agrupar todos los grandes proyectos que la ciudad había concebido estos años sin pararse a obtener financiación. Más dos o tres infraestructuras que la expo necesitaba: prolongación del metro, estación de cercanías y desdoblamiento de la carretera de Cártama. Aquí, el plan B es una ingente negociación con las administración autonómica y central para lograr los fondos que ya no tienen por qué poner. El alcalde lo sabe y quizás por eso les ha quitado hierro a las declaraciones de Bendodo culpando a Sánchez del fracaso. Para el consejero y antiguo concejal, el plan A era organizar una expo y que el Gobierno pagase las obras; el plan B, culpar a este del fracaso. Puede que para él sea un buen plan. Para la ciudad es la repetición de la antigua broca con la Junta y no es tan constructivo como el A.

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