Los últimos de Filipinas

Preparemos a los médicos para saber medicina, porque las exigencias idiomáticas tienen los días contados

Tanto en 1945 como, posteriormente en 2016, se filmaron sendas películas sobre la cincuentena de soldados españoles que sufrieron el asedio en el sitio de Baler (Filipinas). Fueron los últimos momentos previos a la cesión a Estados Unidos de este archipiélago. Hoy, una treintena de jóvenes baleares nos hacen recordar estos momentos de nuestra historia, donde mostrar su apoyo a un equipo de fútbol se convierte en otro arma arrojadiza, como parece que ocurre con casi todo en la política actual.

Para los que nos dedicamos a la educación una de las labores más importantes es la formación de nuestros estudiantes para que conozcan su libertad. Soñamos con que tengan una visión crítica y global del mundo y no se dejen embaucar por lo primero que se cruce a su paso. Pero en esta etapa es fácil encontrar a profesores que están más preocupados en inculcarles una ideología que en enseñarles a elegir su propio camino. De ahí que lo ocurrido en Mallorca, con los alumnos de primero de Bachillerato del colegio La Salle de Palma, es la punta del iceberg de esta ofuscación nacionalista que nos invade. Expulsar a 32 jóvenes por poner una bandera española de apoyo a su selección, ya existentes en otras aulas, y que esto se deba a la negativa a dar clases ante "semejante insulto" por parte de su profesora de catalán, es realmente patético. Está claro que estos son los estertores de una generación adulta que ve con preocupación como los jóvenes a los que educaban han optado libremente por seguir a sus ídolos deportivos, ajenos a toda presión independentista.

En un futuro próximo estas brabuconadas pasarán a mejor vida. Los avances en la tecnología inalámbrica de la traducción simultánea permitirán a las personas disponer de auriculares con micrófono que eliminen toda barrera lingüística y posibilite la comunicación sin limitaciones. De ahí la urgencia de muchos estados autonómicos por exacerbar las diferencias y acelerar los procesos separatistas, porque saben que la excusa del habla está abocada al fracaso. Cuando este hito tecnológico llegue nadie podrá diferenciarse por las lenguas habladas, sino por los conocimientos adquiridos, y en ese momento de igualdad social todo el entramado independentista se puede venir abajo. Por tanto, preparemos a los médicos para saber medicina y a los abogados para conocer las leyes, porque las exigencias idiomáticas tienen los días contados.

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