Semana Santa

Fidelidad al discurso de la Iglesia

  • La pregonera Ana María Flores Guerrero pide a los cofrades que “no nos tiemble la voz para proclamar que lo nuestro no es ni el aborto ni la eutanasia”

El pregón de Semana Santa debe ser cristiano. No cabe otra. Pero el que ayer pronunció Ana María Flores Guerrero, la cuarta mujer en hacerlo en Málaga, defiende como no ha hecho ninguno de sus últimos antecesores los postulados de la Iglesia Católica de Roma. Otros obviaron temas que ayer Flores no quiso pasar por alto. Dijo que son tiempos de “relativismo y laicismo, en los que cada uno pone los límites entre el bien y el mal, en los que se niegan nuestros valores y se intenta marginar la religión”. Por ello, no empleó medias tintas para hablar sobre su fe, la de los cristianos.

El de ayer fue un pregón cofrade, de estructura clásica, sin concesiones al turista y ni siquiera al semanasantero, realizado por una cofrade de base que vive sus hermandades todo el año. También fiel al cristianismo, con sus cosas buenas y malas, según las creencias de cada uno. Las de Flores son coherentes con la de un cristiano comprometido, como quedó de manifiesto en el Cervantes.

Sobre la polémica de la ampliación de la ley del aborto, la pregonera dijo la pasada semana que el debate suscitado en la Cuaresma no había modificado ni una coma de su pregón. Sus creencias son firmes y sus ideas claras. “Cofrades, no nos tiemble la voz, para proclamar que la vida es sólo de Dios y que lo nuestro no es ni el aborto ni la eutanasia”, subrayó ayer, porque así lo tenía escrito antes de desatarse el debate en la esfera pública. El Cervantes ratificó sus palabras con una ovación cerrada. Una de lascontundente de la noche, pues fue interrumpida 41 veces por los aplausos del público.

Como pregón de estructura clásica, tuvo una primera parte donde desarrolló su mensaje, lo que supuso menos de un tercio de la locución (media hora), y una segunda, más literaria y con numerosas citas bíblicas, para nombrar a todas y cada una de las hermandades que conforman la Agrupación de Cofradías, por orden evangélico. Los cofrades, de puertas hacia dentro y hacia fuera, ésta era la idea. En los prolegómenos también nombró seis iconos marianos de gloria (Pastora, Remedios, Auxiliadora, Alegría, Carmen y Victoria, por este orden) y a los Santos Patronos, Ciriaco y Paula. En cuanto a duración, el pregón se fue a la hora y cincuenta minutos.

El mensaje de Flores se desarrolló en torno a los tres pilares sobre los que debe asentarse una cofradía: fe, formación y caridad. Empezó la locución hablando de la fe en torno a las imágenes titulares y de cómo la viven los cofrades en sus distintas facetas. Desde el hermano mayor, con la misión de coordinar el trabajo de una hermandad; hasta la dedicación de las camareras. En este sentido, narró vivencias personales emotivas, pues cumple estos menesteres en la Paloma, Monte Calvario y Penas. En diciembre, según dijo, fue invitada a vestir a la Esperanza y contó la experiencia allí vivida. Entonces, una devota anónima, con su testimonio de fe, le recordó “la perfecta unión entre las cofradías y la fe de un pueblo”.

En tiempos de crisis, Flores destacó el papel solidario de las cofradías, en mayor o medida siempre presente, aunque normalmente silenciado por los propios cofrades, que suelen cumplir aquello de que “no sepa tu mano derecha lo que hace tu izquierda”, como destacó la propia pregonera. Ésta recordó gran parte de la labor social de las cofradías, conocida por los cofrades pero no siempre por el gran público. “Somos voluntarios de las ONG más antiguas que se conocen. Ya nuestros antepasados fundaron y mantuvieron hospitales de pobres y viejos, enterraron a los indigentes, consolaron a los presos”. Insistió en “ejercer la caridad hasta que nos duela”.

“Para hablar de Dios y anunciarlo con fuerza”, Flores reivindicó más formación. “Nos va a permitir crecer en el encuentro personal con el Señor, pero también dar respuestas contundentes a los retos personales y colectivos, que van a poner a prueba nuestra fe”, dijo. Por lo demás, no se metió en ningún charco cofrade. Es decir, puso de manifiesto que las cofradías, sobre todo, son Iglesia. Destacó sus tres pilares básicos y defendió los postulados Cristianos, pero no entró en otras reivindicaciones, ni temas de actualidad cofrade. Sólo, y de puntillas, por el “sueño tal vez realizable de un Sábado Santo”. Sí tuvo palabras para los jóvenes, a los que les dijo que son el “presente” y terminó, no podía ser de otra forma, hablando de la Resurrección.

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