Así trabajan los arqueros para atajar la superpoblación de jabalíes en Málaga: "Nadie nos ha visto nunca"
El responsable de una empresa que presta estos servicios en la provincia explica su forma de proceder
Actúan de noche, son selectivos y la mayoría de las veces empleas técnicas alternativas al tiro
¿Por qué está aumentando la presencia de jabalíes en Málaga?
Mijas contrata a arqueros para controlar a la población de jabalíes
Málaga/Ver jabalíes campando a sus anchas por las calles de Málaga se va convirtiendo en una estampa cada vez más frecuente. Testigo de excepción de ello son las redes sociales, en las que muchos usuarios que los avistan, incrédulos, las comparten. Pero tras esta simpáticas imágenes que retratan a los animales hurgando en contenedores, desfilando por urbanizaciones e incluso dándose un chapuzón en la playa, coexisten hondos problemas. Y también una gran controversia en torno a la forma de atajarlos.
El tema, esta vez, resurge tras el último movimiento del Ayuntamiento de Málaga para abordar la proliferación de los ejemplares en la capital, acordando destinar 15.000 euros para la contratación de una empresa de arqueros a la que encargar su control, como ya se ha hecho en Mijas o Marbella, aunque el Consistorio no cierra la puerta a otras opciones.
Quienes están detrás de estas empresas procuran mantenerse al margen. Tanto por voluntad propia como obligada. El requisito fundamental de los ayuntamientos es la "discreción para evitar cualquier tipo de crisis". Algo que a ellos los salvaguarda de las críticas y de ser vapuleados, pero que dispara los prejuicios en torno a su trabajo.
De hecho, las pocas exposiciones que han tenido hasta el momento en la esfera pública, apunta el responsable de una empresa de arqueros que opera en la provincia y prefiere mantenerse en el anonimato, sólo han servido "para crearnos problemas". Por lo que muchas de sus intervenciones en municipios malagueños nunca han salido a la luz pública. "No permitimos fotos, ni vídeos, ni nada".
Tampoco, asegura, han sido detectados nunca. En cierto modo porque así lo procuran, pero también porque actúan durante la noche, ya que los jabalíes son especialmente nocturnos. "Jamás nadie puede decir que se ha visto a un animal con una flecha nuestra clavada".
Para lograr eso, las 15 personas que componen esta suerte de comando deben trabajar en perfecta sintonía. Huelga decir que no todos ellos son arqueros. "Cada uno tiene su papel". En el particular organigrama de esta empresa hay desde conductores para transportar los ejemplares hasta encargados de despiezarlos, pasando por aquellos que tienen como misión portar perros para seguirles el rastro.
Pero no todo es lo que parece. Porque "el 95% de las veces" el asunto se puede solucionar sin echar mano del arco. La clave: una exhaustiva vigilancia a través de visores nocturnos. De los animales y de lo que no lo son.
"Nosotros entramos en acción a partir de avistamientos ciudadanos o de la policía. Llegamos a una ubicación concreta y analizamos la situación". La gran mayoría de veces el trasiego de jabalíes en la zona se debe a que la gente deja cosas que puedan echarse a las fauces a su alcance. Basura fuera de su sitio o pienso para colonias felinas. "Aquí lo único que hacemos es notificar para que eso deje de ser así".
Otras veces, cuando disparar es necesario, se hace de forma selectiva. "Son animales muy inteligentes, entienden todo a la perfección". Esto quiere decir que si entra una piara no se trata de abatir a todos. Antes es preciso determinar que rol desempeña cada uno. "Si son ejemplares adultos, por ejemplo, se extrae al líder; los demás se percatan del peligro y no vuelven por la zona en un tiempo".
Este método también hace posible resolver las apariciones con pocas muertes. "A lo mejor con cinco al año en un municipio es suficiente". Y poseen una ventaja contra las jaulas convencionales. "A nosotros no nos ven; a las jaulas sí, lo único que hacen es evitarlas una vez que aprenden qué son".
Por último, los jabalíes cazados son analizados por un veterinario que determina si están libres de enfermedades, como la triquinosis, y si por tanto son aptos para el consumo. Tras ello, son donados a asociaciones sin ánimo de lucro, donde sirven de sustento a quienes lo necesitan, realizando así "un aprovechamiento útil que repercuta en la sociedad".
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