Honores a una Hermandad

El Ayuntamiento de Málaga ofreció en la mañana de ayer la medalla de la ciudad a la Real, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental del Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío Coronada tras el acuerdo alcanzado en el pleno municipal del pasado 25 de febrero.

Y lo hizo de una manera muy particular a través de dos medallas: una que sería colocada en el pecho de la Virgen y otra, a modo de solapa, en la túnica del Nazareno de los Pasos, dado que la entrega se hacía a la propia corporación pero la ostentarían ambas Imágenes.

El alcalde, Francisco de la Torre, ha sido el encargado de hacer entrega al hermano mayor de la corporación victoriana del presente, resaltando la labor social de las mismas al afirmar que "viven las cofradías una etapa muy brillante, no están ajenas a la sensibilidad con la sociedad que les necesita".

En el acto también estuvo presente el obispo de la Diócesis, Jesús Catalá, quien abrió el acto con el rezo del Ángelus, el canto de la Salve y el primer viva a la Virgen. Durante su alocución destacó que la fuerza de una cofradía es la del amor de Cristo y a los más necesitados, además de dar testimonio público de fe. "No sabéis lo que valen las cofradías a nivel cultural con la acogida de jóvenes en bandas de música y el empleo que dan a mucha gente. Es todo un conjunto que la sociedad está bien que valore y asocie a las hermandades", declaró el prelado junto a los sacerdotes Antonio Coronado, Antonio Prieto y Guillermo Tejero.

Sobre la entrega de la medalla, monseñor Catalá refirió que "se da a la cofradía para que nadie proteste, y luego ésta hará con ella lo que crea conveniente". El público respondió a esta declaración con aplausos espontáneos. Las declaraciones llegan en el marco de cuestionamiento generado en torno a la entrega de medallas a tallas devocionales, incluida la otorgada al mérito policial a la Virgen del Amor.

La entrega, en la que también estuvo presente el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, se enmarcó en la ofrenda floral Un clavel para el Rocío, en la que devotos y hermanos de la corporación entregan claveles blancos y rojos para que sirvan de exorno en ambos tronos procesionales.

Finalizado el acto protocolario, el hermano mayor de la corporación, Juan José Lupiáñez, impuso la medalla a la Virgen y reservó la insignia del Señor para la salida del Martes Santo.