SIETE cofradías y quince tronos en la calle. La enormidad de la Paloma, la Pasión narrada de Fusionadas, la liberación del preso del Rico, el recogimiento de Salesianos bajando por Capuchinos, la joven Mediadora alcanzando el centro desde Ayala, la antiquísima hermandad de la Sangre mostrando sus cinco siglos de historia, la elegancia de la Expiración cerrando la noche e inaugurando la madrugada.
El Miércoles Santo de Málaga volvió a ser una jornada plagada de momentos que coleccionar, de instantáneas distintas y ricas captadas entre cirios, incienso, bandas y desfiles militares. Entre alcaldes de dos ciudades hermandas por una cofradía y un presidente autonómico fiel a su tradición bajo el varal. Con el tiempo despejado, el de este año volvió a ser un Miércoles Santo redondo.
Mediadora
Nuestra Señora Mediadora de la Salvación en la calle Ayala.
Mediadora, la cofradía más joven de todas las agrupadas junto con Humildad y Paciencia, se encargó de inaugurar el Miércoles Santo, como hace cada año desde que en 2015 saliera por primera vez en el recorrido oficial, aunque sin el Cristo Redentor del Mundo, que lo hizo dos años más tarde.
Salesianos
Salida de la hermandad de Salesianos este Miércoles Santo.
La Hermandad Salesiana y Cofradía de Nazarenos del Santo Cristo de las Penas, María Santísima del Auxilio, San Juan Evangelista y San Juan Bosco tiene su origen en 1985, de mano de un grupo de jóvenes antiguos alumnos del Colegio Salesiano de San Bartolomé de Málaga. Los mismos alumnos que, bajo la atenta mirada de María Auxiliadora, son cada Miércoles Santo espectadores de su caminar por la capital malagueña.
Fusionadas
El Cristo de la Exaltación y la campana de la Virgen del Mayor Dolor en la casa hermandad.
El gran bloque pálido con el escudo de San Juan que rompe el skyline cofrade de Málaga cobró vida durante la tarde del Miércoles Santo por segundo año consecutivo. Cuatro tronos encajados entre sus paredes, Azotes y Columna, Exaltación, Ánimas de Ciegos y Mayor Dolor, esperaban bajo las vidrieras que simulan el mosaico del lugar de su antigua salida, la iglesia de San Juan, de donde parten el resto de titulares de las Reales Cofradías Fusionadas.
Paloma
Las fotos de La Paloma en el Miércoles Santo de Málaga
A las siete de la tarde, mientras las Reales Cofradías Fusionadas ponían en movimiento sus cuatro tronos y Mediadora y Salesianos ya se encontraban recorriendo el centro de la ciudad en este Miércoles Santo, la plaza de San Francisco, junto a Carreteria, estaba en plena ebullición para ver a la cofradía de Jesús de la Puente del Cedrón y María Santísima de la Paloma. La Policía no permitía el acceso de más público a la plaza, llena hasta los topes mucho antes de que se abrieran las puertas de la capilla.
El Rico
María Santísima del Amor y El Rico en la plaza del Obispo.
Una oración por los que se fueron, una saeta a pie de trono y una voz desgarrada que grita un viva. La muestras de fe ante Nuestro Padre Jesús de El Rico y María Santísima del Amor durante los minutos previos a su salida por las calles de Málaga no hicieron más que premonizar una jornada llena de emociones a flor de piel, promesas cumplidas y pecados liberados.
Sangre
El Cristo de la Sangre poco después de su salida.
Capirotes color rojo y malva comenzaron a invadir calle Dos Aceras antes de las 20:15, la hora prevista de salida de la Archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre, María Santísima de Consolación y Lágrimas y del Santo Sudario. Se oía a lo lejos el repiqueteo de un tambor, los nazarenos más tardíos terminaban de colocar sus túnicas y los hombres y mujeres de tronos rezaban a los pies de sus titulares. Era justo en ese mismo instante cuando el tiempo se paraba al sonido de una campana y el ambiente enmudecía. Era el sonido anunciador de que la Archicofradía de la Sangre iniciaba su recorrido procesional un año más.
Expiración
Las fotos de Expiración este Miércoles Santo en Málaga
Bajo el suspiro de la noche, Cristo exhalaba su último aliento pegado a las puertas de la parroquia del apóstol San Pedro. Una gran ristra de tricornios caminaban al paso marcado por los tambores y cornetas precediendo al crucificado, que salía de su casa hermandad alumbrado desde el fondo de su templo por las velas de una Madre doliente que derramaba un mar de lágrimas tras Él.
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