Toros

"Me voy contento porque el primero no me ha dejado estar a gusto"

  • El diestro alicantino resalta el valor de la oreja a su segundo toro "que se quería rajar" y cómo el segundo no le ofreció opciones para el lucimiento

Fueron dos orejas de peso las que ayer cortaron los toreros José Antonio Morante de la Puebla y José María Manzanares en la esperada corrida del Domingo de Resurreción con la que arranca el abono sevillano. Los diestros toman ventaja y empiezan con fuerza de cara al balance final de la feria. Por su parte, el tercero en discordia, el extremeño Miguel Ángel Perera, se fue de vacío del coso del Baratillo por el mal juego del lote que le tocó lidiar.

José María Manzanares declaró tras finalizar la corrida que se marchaba satisfecho con la oreja cortada al segundo toro de su lote, el quinto de la lidia: "Me voy contento porque el primero de mi lote no me ha permitido estar a gusto". Fue con Rabanito, un astado de 515 kilos, con el que el torero alicantino pudo sentirse más a gusto ofreciendo ese toreo que lleva dentro. "El segundo toro sí ha querido algo, aunque no me ha permitido el lucimiento del todo. Le he podido dar algunos muletazos", explicaba el torero a Radio Sevilla.

Desde que el toro asomó al ruedo, Manzanares se dio cuenta de que tenía posibilidades y algunas cualidades para permitirle el triunfo. Por ello, el matador se cuidó mucho de mimar al astado en la lidia: "Se ha querido rajar en más de una ocasión. Al tercer o cuarto muletazo se quería rajar. Por eso lo he cuidado mucho en el capote, porque le veía posibilidades".

Manzanares acudía a la primera corrida de la temporada de Sevilla tras hacer un esfuerzo tremendo por superar las dolencias provocadas por dos hernias discales en su espalda. De hecho, el diestro toreó infiltrado y tras sólo tener tres o cuatro días para ponerse a punto: "Gracias a Dios ha salido todo bien. No me ha dolido la espalda, aunque tengo las piernas dormidas".

Por su parte, el tercero en discordia, Miguel Ángel Perera, se marchó de la plaza con el rostro fruncido tras no poder completar una buena actuación.

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