Unicaja - Barcelona, 3º partido de semifinales de ACB: Habla el Carpena, Málaga sueña (18:30)
El Unicaja se encomienda al Palacio y su magia para adelantarse en la eliminatoria, quedándose a solo una victoria de la final; plan que pasa por calcar la fórmula del Palau
"Son capaces de ganarnos, pero para hacerlo nos van a tener que matar"
Málaga está inundada de júbilo. Invita este Unicaja a soñar con hacer algo grandioso en los play offs, temporada no obstante que es irrepetible, pero a la que se puede poner el broche de oro. ¿Eliminar al Barcelona en una eliminatoria? Suena muy fuerte por esa maldición eterna (ya desde Badalona se mira a los azulgranas con otros ojos), pero se está en camino. Ahora le toca al Carpena hacer magia. El ganar en el Palau era la idea intrínseca del Unicaja, al menos arañar un punto, que pudieron ser dos, pero solo el del viernes da forma al plan de Ibon Navarro. Locura por conseguir entradas para el cuarto partido, agotadas en horas, antes en un contexto favorable esta tarde (18:30 horas) para adelantarse en la eliminatoria; corre el reloj muy despacio, por el deseo exagerado de que Antonio Conde lance el balón aire, pero advertencia con esa gestión del ruido y qué consecuencia tuvo en la BCL. Sirvió de lección, ahora al Unicaja le brillan los ojos, dando sensación de ser un equipo inquebrantable. Aventurado el decir que todo depende del nivel de los malagueños, pero es lo que ha ido reflejando la serie, con esa oda al baloncesto en Barcelona y que se tratará dar continuidad.
Insistía Ibon Navarro que al Unicaja le favorecerá si se alarga la serie, paradójico por la teórica frescura que debería abundar en el Barça, con una plantilla de quince jugadores marcianos. Pero ese control de esfuerzos, trabajo minucioso durante estos meses, en una temporada que ha sido más larga que para el resto, conduce al Unicaja a un punto excelso de juego y energía. Y una identidad inamovible, como se ha podido palpar en las rotaciones de la serie, ya sea un partido intrascendente que una semifinal de Liga contra el Barça. La identidad no se negocia, osado, pero Ibon Navarro está en un punto que arriesga y siempre gana. Y claro, el plan debe seguir ese cauce. Decía el preparador vitoriano, confiado, con una sonrisa picarona, que el Unicaja iba a ir aumentando sus prestaciones en la serie, ahí se empezó a ganar en el Palau. Todo bajo control, desvergonzado y menciona que es parte del plan el poner el 1-1. La hoja de ruta marca no fallar hoy.
Llega el Barcelona a Málaga como un león herido, los rostros de Mirotic, Jasikevicius y una mayoría de la plantilla resultaron llamativos, pero cuidado con subestimar a un equipo de esta dimensión, muy acostumbrado a manejarse en el cisma y los entornos tóxicos. "Creo que sería un loco al no estar preocupado", explicaba el entrenador lituano, en la picota desde hace semanas, ante la última oportunidad de agarrarse al cargo. Mordió el polvo su equipo de una forma alarmante, superado por un ciclón llamado Unicaja, un huracán denominado Tyson Carter, director de orquesta, con Melvin Ejim de jefe en la parcela defensiva y un funcionamiento pleno del bravo equipo malagueño. Doce héroes, aún con algunos por aparecer en la serie, casos de Osetkowski o Brizuela (eclosionará en algún momento), dispuestos a hacer disfrutar a una afición desencadenada, como para no estarlo tras este tipo de placeres. Adictivo.
Saber canalizar todo lo que rodea al partido, que sea una prolongación de lo visto en las últimas semanas, pero sobre todo que el Carpena sea un ecosistema infernal, el de los grandes días de gloria. "Son capaces de ganarnos, pero para hacerlo nos van a tener que matar", una frase de Ibon Navarro que refleja el sentir de un equipo singular, una panda de locos, preparados para reventar también los play offs. Cuánto orgullo de ver esa armonía, días y horas de disfrutar del camino, hace un año se trataba de extinguir un incendio en Los Guindos y ahora bien colocado para jugar una final de ACB, sería la cuarta y quizá la más inverosímil de todas. Pero cómo no va a soñar Málaga.
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