Los pívots mandan
Unicaja Baloncesto
Por detrás de Jaime, Shermadini y Lessort son los dos con más protagonismo numérico
Jugaron algunos tramos juntos, aunque la vuelta de Suárez devuelve el escenario inicial

En Madrid recibió el Unicaja un estoque en su corazón. Perdió a Jaime Fernández, la fuente principal de la que brotaba su baloncesto, lo que obliga a una nueva reestructuración. Un nuevo reparto, se desconoce si momentáneo y por cuanto tiempo, de papeles en la obra de Casimiro. Por normal general, todos los jugadores suben un escalafón. El rendimiento en pista determinará si el brinco en algunos casos es mayor.
El excepcional rendimiento del escolta tenía la balanza inclinada hacia el exterior. Roberts y el madrileño combinaban bien en esa dirección múltiple que el técnico implantó desde su llegada. Su baja es un puñal a nivel de imprevisibilidad ofensiva del equipo. Una cuesta que, en parte, se invierte hacia el interior, donde Shermadini y Lessort requieren de protagonismo. La reaparición de Suárez, poste repetidor en la zona, es una suerte a la hora de surtir a los dos hombres que más cerca juegan del aro.
Tras Jaime, numéricamente ambos son los mejores del conjunto malagueño en el cómputo global. Si se atiende sólo a la Eurocup, ambos dominan las estadísticas. Hasta ahora han sido el contrapeso idóneo para la avalancha exterior, siendo la amenaza exacta para castigar los desequilibrios que se producían de fuera hacia adentro.
La temporada comenzó con ambos intercambiándose los papeles. Un cambio de cartas para que cada uno impusiese su juego en favor del equipo. Ciertamente son dos prototipos de pívots diferentes, dominantes en un contexto diferente. De ello se aprovechó Casimiro, con cada uno adaptándose mejor según a qué rival. Podría decirse que una mezcla de ambos podría acercarse al prototipo de cinco idóneo.
Shermadini regala puntos fáciles en la zona. Un jugador capaz de producir con continuidad en las postrimerías de la canasta. Su talento ofensivo está fuera de dudas. Lessort es un torrente de energía gracias a un físico imponente. Aporta músculo, intimidación y finaliza bien por encima del aro. Además está desarrollando una interesante capacidad de pase. La última jugada ante Manresa es buen ejemplo. Es el cuarto mejor asistente del grupo.
Con la lesión de Suárez, Casimiro los probó juntos. Regaló alguna victoria importante por el factor sorpresa. Sin embargo, el galo es un jugador muy interior para jugar de ala-pívot con continuidad en el baloncesto moderno. Uno de sus campos de mejora a sus 23 años. Hasta ahora, entre los dos, asumieron unos 12 tiros por partido. Un porcentaje inferior al 20%, que en alta probabilidad subirá. La situación requiere de un paso más de dos piezas básicas en este Unicaja.
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