Puro balonmano en Antequera

La ciudad y la afición local han disfrutado de un espectacular torneo durante cinco días

Si al organizar esta Copa del Rey Antequera quería espectáculo, acertó de pleno. Si quería dar una alegría a su afición, también. Y si lo que buscaban era tener en casa el mejor balonmano, no había mejor opción. Porque el torneo ha demostrado que este tipo de formatos funcionan y que si se realizan en lugares donde el público se vuelca con ellos, más aún. Antequera ha vivido su mayor evento deportivo de la historia y lo ha hecho de sobresaliente. Sin duda.

Con la organización poniendo de su parte y la afición la suya de largo, lo demás lo tenían que poner los equipos. Y no han defraudado ni un momento. Porque en los cuartos de final se cumplió un guión que el Balonmano Antequera estuvo apunto de romper en un apretadísimo final ante el Reyno de Navarra. Pero la desaparición del equipo local de la competición no quitó atractivo a la Copa, que en la jornada de semifinales mostró a un Barcelona serio que se llevó un susto al final y que enseñó a la afición que los grandes también lloran: el Ciudad Real se confío, no estuvo concentrado en el torneo y acabó cayendo ante un Ademar León que protagonizó, junto al equipo blaugrana, una intensísima final del torneo. Un partido que, con prórroga incluida, dejó saciados a los aficionados por mucho tiempo del mejor balonmano.

Una afición que cuando David Barrufet levantaba el trofeo que designaba a su equipo como ganador, no dejaba de gritar animando al Antequera, que no jugaba, pero estaba presente en la mente de todos. Quizás sea esa una de las imágenes de la Copa del Rey de Antequera. Como la del atlético Luc Abalo agarrando aquel balón decisivo ante el CAI Aragón. También la habilidad de Juanín García en los lanzamientos, la rapidez del veterano Krivochlykov o de imaginar el futuro que tienen por delante jugadores jóvenes como Luisfe, Crowley o Aguirrezalabaga. Y, por supuesto, quedará en la retina el lleno absoluto cada tarde en un Fernando Argüelles al que costará ver tan repleto de público y de decibelios.

Pero también quedará en la mente de todos la imagen que pudo haber sido y no fue. La de un Balonmano Antequera en semifinales ante el F. C. Barcelona. Era el partido que soñaba la afición. Y siempre quedará ahí. Parecía una premonición, unas ganas de jugar con el que luego fue campeón del torneo. Cosas del destino: pasado mañana los jugadores de Ortega podrán hacer el pasillo al campeón en el Palau Blaugrana. Ambos se enfrentan en una liga en la que los catalanes ya se juegan poco. ¿Será el momento de volver a soñar?

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