Andalucía

De Llera, en versión política

  • Un consejero más comedido sin perder espontaneidad

Casi tres años han pasado desde que Emilio de Llera dejó la Fiscalía de Sevilla para incorporarse al Gobierno presidido entonces por su amigo José Antonio Griñán. Desde su llegada, su espontaneidad y el lenguaje coloquial, sin tapujos, que empleaba le hicieron meterse en más de un entuerto, como cuando dijo sobre Alaya que era una juez "muy trabajadora y sigue estando muy guapa".

El consejero es una persona más comedida, que ha aprendido e incluso parece disfrutar de la política, pero sin perder esa espontaneidad que hasta la fecha ha generado tantos titulares de prensa y más de un quebradero de cabeza. Emilio de Llera, ahora flamante número 2 en las listas del PSOE por Sevilla para las próximas elecciones andaluzas -en las que comparte cartel con la presidenta-, no quiso pronunciarse ayer sobre algunas de las preguntas más delicadas, como cuando se le interpeló sobre si en su opinión los ex presidentes Chaves y Griñán deberían dejar sus escaños tras la imputación por el Supremo. De Llera cerró filas con los planteamientos de Susana Díaz, que es la que generó toda la polémica con sus declaraciones, para asegurar que opina lo mismo que la presidenta.

El De Llera más irónico y espontáneo surgió con otras preguntas con las que se sintió más tranquilo, como cuando fue interpelado sobre la dependencia jerárquica de la Fiscalía. Sobre esta cuestión dijo que le gustaría que el Parlamento nombrase al fiscal general del Estado, porque de esa forma habría "más garantía" de imparcialidad. "Si llegase a ser ministro de Justicia jamás nombraría a un fiscal general de Izquierda Unida", bromeó.

El consejero también tuvo tiempo para definir la ley de Enjuiciamiento Criminal como la "gran reserva", en alusión, dijo, a que la norma data de 1882. De Llera añadió que si los padres de esta ley levantaran la cabeza "no la reconocerían de nada".

De Llera, que explicó que en su vida nunca pensó que se iba a ver de consejero de Justicia, sigue añorando a sus compañeros de la Fiscalía y a los jueces y abogados, pero cada vez siente más pasión por la política. De Llera es hoy algo más político y menos fiscal.

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