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El All England elige a sus finalistas

  • Murray-Tsonga y Federer-Djokovic, partidos estelares en las semifinales de hoy, dos duelos capaces de reescribir la historia

Viernes 6 de julio de 2012 en Wimbledon, un día para quedarse pegado al televisor: todo estará en juego hoy en el All England Club, con dos partidos capaces de reescribir la historia del tenis. El británico Andy Murray ante el francés Jo-Wilfried Tsonga y el serbio Novak Djokovic frente al suizo Roger Federer. El trauma británico en Wimbledon a dos pasos de acabarse, el número uno del mundo que puede cambiar de manos para convertir a su nuevo-viejo dueño en la encarnación de todos los récords. "No recuerdo unas semifinales de este peso y atractivo en muchos años", dijo el australiano Pat Cash, campeón en 1987 y agudo analista de su deporte.

Tras desesperantes días de lluvias intermitentes, el sol comenzó a asomar ayer con fuerza en Londres, a tiempo para iluminar lo que suceda en el escenario más emblemático del tenis mundial.

El Murray-Tsonga, por ejemplo. De un lado, un francés que parece la reencarnación de Muhammad Alí, un tenista al que una ex colega, la británica Anabel Croft, describió ayer con llamativa y original precisión: "Tsonga es divertido. Es como un hombre de las cavernas que le da a la pelota con un garrote. ¡La destroza!". Coincidía así con lo dicho un año atrás por Martina Navratilova: "Vayan y escuchen el sonido que genera Tsonga al impactar la pelota. No escuché algo así en mi vida". Desde aquel viernes 3 de julio de 1936 en el que Frederick John Perry arrasó por 6-1, 6-1 y 6-0 al alemán Gottfried von Cramm ningún británico volvió a ser campeón en el individual masculino de Wimbledon.

Ni hablar de Federer, al que Wimbledon le va como un traje hecho a medida. Seis veces campeón del torneo, ganar un séptimo título le permitiría igualar al estadounidense Pete Sampras y al británico William Renshaw. Su partido de hoy será el primero en césped ante Djokovic, defensor del título. Federer debería ser el favorito, pero no lo es. Djokovic tiene razones para sentirse confiado: viene de batir al suizo hace cuatro semanas con claridad en Roland Garros.

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