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Copa Davis de Málaga, semifinales: Australia-Finlandia, la tradición y la novedad

Hewitt se abraza con Purcell tras la victoria ante República Checa.

Hewitt se abraza con Purcell tras la victoria ante República Checa. / Efe

"Sí, esta competición es muy importante para Australia, y todos entendemos su rica historia. Y tenemos la suerte de venir de un país que ha tenido mucho éxito en esta competición durante tantos años y que ha tenido a tantos grandes jugadores jugando antes que nosotros. Creo que es muy importante que estos jóvenes lo sepan. Mucha gente hizo todo lo posible para ayudarme a jugar la Copa Davis y representar a Australia, y creo que le debo eso al tenis australiano, ayudar a estos muchachos a levantar la Copa algún día. Eso es lo que me motiva. Soy un competidor. Pero no hay mejor sensación en el tenis, la sensación que tuve como jugador representando a Australia y obteniendo las victorias que obtuve en los grandes partidos de la Copa Davis. Sí, quiero que estos chicos tengan el mismo sentimiento. Sí, eso es lo que me motiva. Sí, lo amo. Me encanta ver a los chicos salir a competir y luchar a muerte por su país. Me pone la piel de gallina, sinceramente". El alegato es de Lleyton Hewitt, un ex número uno del mundo, que ganó Wimbledon, el US Open y dos Masters. Pero que opina que nada se aproxima a la sensación de la Copa Davis. 
Ejemplifica el orgulloso Hewitt el rancio abolengo de Australia, con 28 Ensaladeras, la última ganada en 2003 con él en pista ante España, y 20 subcampeonatos. Con Alex de Miñaur, la móvil ardilla que devuelve casi todo y que recuerda por carácter y raza al propio Hewitt. Restando para no perder ante Lehecka sacó su mejor tenis y ganó ocho puntos seguidos. Con un doble potentísimo (Ebden-Purcell), es un arma importante para avanzar.
El contraste es Finlandia, novata en estas lides. Con solo un tenista entre los 100 mejores del mundo, Ruusuvuori, que no pudo jugar el martes por lesión. Con otro por encima del 150 y uno más el 700 más un doble apañado tumbó a Canadá el martes. Pero con la ilusión irrepetible del novato que se encuentra por primera vez en una situación así. Con 4.000 finlandeses llegados desde Helsinki y desde la amplia colonia en Fuengirola en el barrio de Los Pacos. Son las historias de la Copa Davis. El nivel de la competición se va elevando progresivamente, pero siempre fue un torneo abierto a las Cenicientas y las sorpresas. El otro lado del cuadro parece más potentes, pero que nadie subestime el corazón de los aussies ni a los animosos finlandeses. 

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