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Un recibimiento de oro a Damián Quintero

  • Detalles de altura con el torremolinense en su vuelta a la Costa del Sol tras el éxito en los Juegos Olímpicos de Tokio

Damián Quintero muerde la medalla de plata.

Damián Quintero muerde la medalla de plata. / javier albiñana

Damián Quintero, medallista de plata en la especialidad de kata en los Juegos de Tokio 2020, logró en la capital nipona el metal número 114 de su palmarés y, se mostró dispuesto a "seguir dando guerra" tal y como afirmó este miércoles en un homenaje en Benalmádena. Antes había sido recibido en el Ayuntamiento y en la Diputación de Málaga. El karateca español, que dijo que la retirada no se le pasa por la cabeza, regresó esta semana a su tierra, Málaga, para continuar su ronda de homenajes, mostrar esa medalla que “va asimilando poco a poco” y recordar lo que ha vivido en su primera experiencia en katas en unos Juegos, además de reivindicar que el kárate, tras su fugaz debut en Tokio, vuelva a ser olímpico en Los Ángeles 2028.

Bonaerense de nacimiento, criado desde niño en Torremolinos (Málaga) y afincado en Madrid, este ingeniero aeronáutico no dudó en pleno momento estelar de su carrera en asegurar que le queda cuerda para rato. "¿Retirarme? No se me pasa por la cabeza”, aseveró Quintero, que cumplió 37 años el pasado julio y aseguró, al respecto, que mientras el cuerpo y la mente aguanten, ahí seguirá, siendo “siempre competitivo”. Dos días después de realizar el saque de honor y recibir la ovación del público que asistió al Málaga-Mirandés en el estreno de la temporada en La Rosaleda, el subcampeón olímpico agradeció este miércoles en un acto con periodistas en Benalmádena todo el cariño recibido y reconoció “estar en una nube” de la que todavía está aterrizando.

“Hemos pegado a la televisión a mucha gente que no seguía el kárate”, dijo orgulloso Damián Quintero, que empezó en este deporte con 6 años y “nunca” imaginó llegar a donde ha llegado, al tatami del Nippon Budokan compitiendo en la gran final ante su rival, el japonés Ryo Kiyuna, medalla de oro en Tokio 2020. El malagueño explicó su rivalidad sana con Kiyuna y su papel en la gran final, consciente de lo difícil que era arrebatarle el oro a un japonés de su nivel, que actuaba como local y con la subjetividad del jurado en un deporte de puntuación como el kata. "Puede haber errores y otros factores externos, yo hice mi trabajo. Esta medalla me sabe a oro porque di el máximo”, recalcó el karateca, para quien "salió todo como tenía que salir" en el debut de este deporte como olímpico.

Destacó, además, el respeto que tiene por el ahora primer campeón olímpico de kata, Ryo Kiyuna. Han llegado a entrenar juntos y a intercambiar entrenadores para varias de sus sesiones, se fotografiaron en la ceremonia de clausura posando risueños con sus medallas y, aunque no comparten amistad, toda rivalidad queda en el pabellón. “Desde Pau Gasol y Rafa Nadal hasta Alejandro Sanz”, precisó Quintero, han sido muchas las personalidades de diversos ámbitos que lo felicitaron por su plata en Tokio, una experiencia “inolvidable” en la Villa Olímpica llena de anécdotas como desayunar al lado de un estadounidense que horas antes se colgó su tercer oro olímpico, las charlas con Pau Gasol o Saúl Craviotto y la cercanía que le demostraron Los Hispanos del balonmano.

Próximo objetivo: Dubái

Dietas estrictas, seis horas diarias de entrenamiento y trabajo con psicólogos deportivos son razones de peso de su éxito en el kárate, una rutina que Damián Quintero agradece al artífice de todo, Jesús del Moral, seleccionador español de esta disciplina desde 2016 o “el hombre que revolucionó el kata en España”. La plata de Quintero y el oro de la talaverana Sandra Sánchez, también en kata, reafirmaron el dominio español en un deporte oriental como el kárate.

Sin embargo, el comité organizador de París 2024 ha rechazado incluirlo en sus Juegos, una decisión sobre la que Damián Quintero reconoció que le tiene “en ascuas”, pues consideró que el kata ha sorprendido a todos y “debe volver”, aunque sea en la cita olímpica de Los Ángeles 2028.

Tras el baño de masas y un parón por vacaciones para terminar de asimilarlo todo ?todavía no ha visto el vídeo de su actuación en la final, según admitió-, el malagueño regresará a la competición a mediados de noviembre en el Mundial de Dubái, al que llega como número uno del mundo y en busca de la medalla número 115 de su palmarés.

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