Mientras el enigma que rodea al caso Terrel Castle sigue sin aclararse (el jugador asegura que vendrá a Málaga y el club cajista lo niega tajantemente), Bojan Popovic continúa empeñado en convencer a Scariolo y sus ayudantes de que no hace falta traer otro base. El serbio es, junto a Santiago, la pieza más discutida de la maquinaria cajista. Está en entredicho y tiene ante sí una buena oportunidad para reivindicarse y comenzar a ganarse la confianza perdida.

El base, que afronta su primera Copa del Rey, es consciente de ello y asegura que se encuentra más seguro: "Me siento más cómodo. Sé que no estoy aportando anotación, pero intento encontrar mi juego. Intento defender, asistir, ayudar en el rebote y hacer las otras cosas necesarias en el baloncesto. Si meto puntos, bien, si no, intento hacer otras cosas. Me gustaría ayudar más al equipo".

En los últimos encuentros ha visto disminuida su cuota de protagonismo, siendo empleado Kus en la posición de uno, una situación que el base intenta llevar de la mejor manera posible: "Cuando tienes poco tiempo en pista a lo mejor quieres hacer tres cosas a la vez para agradar al entrenador y ganar minutos. Y eso, aunque es difícil evitarlo por las ganas que tenemos, es un error. Me intento olvidar de hacer eso y sólo procuro cumplir las órdenes del entrenador. Si tengo oportunidad de anotar, bien, pero si no, hago otras cosas. Quizá en un par de partidos le di demasiadas vueltas y lo noté en la pista. Pero creo que voy mejorando".

Pese a todo, se siente querido por el vestuario y la grada cajista. "He notado el cariño de mis compañeros. En la pista escucho los gritos de apoyo desde el banquillo. Incluso, la afición se ha portado muy bien conmigo en los malos momentos. Todo el mundo me ha ayudado y noto mejora en el juego, tanto en los entrenamientos como en los partidos". Hoy volverá a estar en el punto de mira.