Málaga c. f. | zaragoza · EL OTRO PARTIDO

Estados de ánimo alterados

  • El Málaga sigue colista tras empatar ante el Zaragoza (1-1) un encuentro que se crispó sobremanera sobre el césped, de lo que se contagiaron unos aficionados que despidieron al equipo entre gritos de "Muñiz, vete ya"

De locos. Lo que se vivió ayer en La Rosaleda sólo podría admitir calificativos relativos a estados mentales alterados y propios de manicomio. Porque la bronca a pie de césped y de grada revistió en su mayor parte el encuentro que disputaron Málaga y Zaragoza. Un estado de ánimo que tuvo su origen en el juego y que posteriormente se expandió a los aficionados, que despidieron de nuevo al equipo blanquiazul con gritos de "Muñiz, vete ya" debido a que anteriormente los futbolistas no supieron templar unos frustrados humores que acabaron en empate (1-1). Y es que la ansiedad hizo presos a los integrantes de ambos conjuntos, incómodos sobre un terreno de juego que criticaron luego fuertemente.

No es excusa, el Málaga es colista por los deméritos cosechados en 11 jornadas, pero afecta que la hierba de un estadio de Primera Divisiones no presente buenas condiciones para la práctica del fútbol. Los jugadores albicelestes no paran de reiterar que hacen lo que pueden con semejantes instalaciones. Pero se les hace incomprensible que tal situación llegue a tener trascendencia en el marcador, como afirmó tras el encuentro Apoño, seguro de que Munúa habría evitado el tanto de Ewerthon de penalti si no llega a ser por un bote inesperado producto de un suelo irregular. El meta uruguayo, cauteloso como es su carácter, dejó entrever esta teoría, aunque no la refrendó tan contundentemente como el de La Palmilla. Así las cosas, con un escenario precario y el luminoso en contra, el partido pasó a ser una guerra de guerrillas. El lance entre Apoño y Ewerthon fue una batalla de tantas.

No sólo se quejó una parte. El técnico del Zaragoza, Marcelino, fue el más crítico, pues habló de un campo "en el que deben pastar las cabras y las vacas". Justificaba en conferencia de prensa el empate porque el verde no daba para otra cosa. De hecho, lamentó que el público se ensañara con su colega, Juan Ramón López Muñiz, y no con el jardinero, "porque seguro que Muñiz trabaja más horas que él, aunque no tengo nada en su contra". Y así, de esta manera, murió el choque, con un sonido agudo que precedió al cada vez más habitual "Muñiz, vete ya" que inundó en pleno La Rosaleda. Los seguidores malaguistas, por segunda ocasión consecutiva, mostraron su hartazgo con el preparador gijonés, al que ya le mostraron su desaprobación en el minuto 77 cuando hizo el amago de sacar a Helder.

la mala racha no cesa

La clasificación a octavos de Copa alivió las penas de un Málaga que en Liga, no obstante, crecen cada jornada. Siquiera jugar en casa supone una alegría para la parroquia blanquiazul, testigo de la peor racha del Málaga en La Rosaleda, la peor de su historia, compuesta por cuatro derrotas y las tablas de ayer. Tras el triunfo sobre el Atlético (3-0), decepciones ante Racing (1-2), Barcelona (0-2), Almería (0-2), Valencia (0-1) y Zaragoza (1-1). Para colmo, los de Muñiz tenían la oportunidad de salir de la zona de descenso debido a las derrotas de Racing y Atlético y el empate del Xerez, pero la tiraron por el sumidero. Con seis puntos, el Málaga vivirá una semana más en la última plaza de una clasificación a la que se está acostumbrando en demasía.

otro filial que golea

Ya había jugado en Copa ante, curiosamente, el Zaragoza. Pero fue ayer cuando Iván hacía su estreno en Primera con el Málaga y se convertía, además, en el quinto canterano en debutar este curso. Manu, Edu Ramos, Javi López y Toribio, éstos dos en el anterior encuentro ante el Tenerife, ya lo habían hecho con anterioridad en el torneo liguero. Lo que el chaval no cabía esperar es que anotaría un gol que supuso la salvación de Muñiz. Manu, ante el Atlético, y Javi López, ante el cuadro tinerfeño, también marcaron en su salto al primer equipo.

primer partido en liga

Muñiz y Marcelino, amigos, con raíces y trayectorias comunes, se veían en La Rosaleda por vez primera en Liga. Cuatro choques coperos jalonaban sus estadísticas, pero permanecían vírgenes en cuestiones ligueras. Hasta ayer. Tampoco en la competición doméstica ganó Muñiz, con un balance de cuatro empates y una derrota. Y ninguno de los dos se marchó contento. Con el 1-1, sus circunstancias no invitan a la tranquilidad.

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