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Una bomba atómica sobre el Bernabéu

  • La afición blanca timbla de pensar que el Barcelona pueda ganar su segunda 'Champions' consecutiva en su campo.

No hay vueltas que darle: la eliminación de  este miércoles en la Liga de Campeones tiene futbolísticamente el efecto de una  bomba atómica para el Real Madrid

"Europa te da y te quita todo", suele decir Jorge Valdano, número  dos del club blanco. Y hoy la Liga de Campeones de Europa -o más  bien el Olympique de Lyon- le quitó todo al Real Madrid cuando más  cerca se sentía de aspirar a eso: a todo. 

Miedo a que el Barça llegue a la final

Le quitó la ilusión de jugar el 22 de mayo la final de la  Champions en su estadio, el Santiago Bernabéu, y lo dejó con un  escalofrío: ¿Y si en esa final está el Barcelona? ¿Y si en ese  estadio, ya humillado por el 6-2 azulgrana de la temporada pasada,  Messi, Xavi y compañía alzan por segundo año consecutivo el máximo  trofeo de clubes del continente? 

Pero no sólo la Liga de Campeones se esfumó con el gol del bosnio  Miralem Pjanic a los 75 minutos tras una combinación con los argentinos  César Delgado y Lisandro López: también volaron las esperanzas de que  el equipo de los 250 millones de euros en fichajes hiciera historia. 

¿Cómo sorportará el presidente Florentino Pérez la prueba del  fracaso repetido en la Liga de Campeones, en la que el Real Madrid  lleva seis temporadas despidiéndose en octavos de final? ¿Haciendo  saltar el fusible del entrenador chileno Manuel Pellegrini, quizás? 

Lo cierto es que Pellegrini tropezó en el mismo sitio en el que lo  hicieron colegas como Vanderlei Luxemburgo, Bernd Schuster o Fabio  Capello. Nada nuevo entonces. 

Pero el problema está en lo que suceda a partir de mañana. Será  enorme la presión de los medios de comunicación que en cierto modo  viven del Real Madrid. Y esa presión se canalizará a través de una  hinchada que hoy se fue casi muda, anestesiada. Esperaba otra cosa de  un equipo con Cristiano Ronaldo y Kaká, de un equipo que apenas  cuatro días antes había emocionado con un fútbol de epopeya para  batir al Sevilla. 

La Liga española es hasta hoy un mano a mano entre el Real  Madrid y el Barcelona, pero el equipo catalán y sus hinchas tienen  tras la debacle del Bernabéu una ventaja psicológica que puede ser  decisiva. 

El 10 de abril hay cita en el Bernabéu para un súperclásico que se  veía como una final. Resta por ver si dentro de un mes persisitirá  la igualdad en puntos. Y resta también por ver si el Bernabéu es el  elegido para la final de la Copa del Rey, aún sin fecha. 

Una Copa del Rey de la que el Real Madrid fue expulsado -también  en el Bernabéu- por el modestísimo Alcorcón, casi un equipo de  amigos.  El Atlético de Madrid, eterno rival de los blancos, jugará esa  final. Si es en el Bernabéu, posibilidad real, el alma del viejo  estadio crujirá tanto como lo hace hoy la autoestima del nueve veces  campeón de Europa. 

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