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El 16º grande, a la mano

  • Nadal, tras arrollar a Del Potro, parte como gran favorito ante Anderson

Rafael Nadal se dispone a sacar en el partido de semifinal de la pasada madrugada ante Del Potro.

Rafael Nadal se dispone a sacar en el partido de semifinal de la pasada madrugada ante Del Potro. / ANDREW GOMBERT / efe

Rafael Nadal afrontará hoy (22:00) ante el sudafricano Kevin Anderson la final del Abierto de Estados Unidos con un favoritismo tan marcado, que resulta difícil encontrar una situación similar y tan nítida en sus 22 finales de Grand Slam anteriores. El nivel de juego en crecimiento que mostró el número uno del mundo a lo largo del torneo, la exhibición que brindó el viernes ante un rival peligroso como el argentino Juan Martín del Potro, la diferencia de experiencia sobre el debutante Anderson en este tipo de definiciones y los antecedentes abrumadores sobre el sudafricano conforman un combo incontestable en la teoría para el trigésimo segundo jugador del ranking mundial.

Ni siquiera el camino de Anderson hasta la final sirve para intimidar un poco. Favorecido por el sorteo y un cuadro que se abrió, el sudafricano llegó a la definición sin enfrentarse a un top ten y con triunfos sobre el estadounidense Sam Querrey y el español Pablo Carreño como principal carta de presentación.

Tal vez haya que remontarse hasta la primera gran final de Nadal, cuando en 2005 se impuso en Roland Garros al argentino Mariano Puerta, para encontrar diferencias tan notorias. Sin embargo, Nadal todavía era un adolescente con un enorme futuro en ese momento y no había levantado ninguno de los 15 grandes que tiene.

Wimbledon 2010 ante Tomas Berdych, Roland Garros 2010 ante Robin Soderling y el abierto francés 2013 ante David Ferrer podrían equiparse un poco. Sin embargo, el checo, un especialista en césped, llegó a aquella definición en el All England con el antecedente de haber eliminado antes a Roger Federer y Novak Djokovic.

El sueco, por su parte, además de ser el cinco del ranking, contaba con el honor de haber sido el único hombre capaz de ganarle a Nadal en París el año anterior y repetía su condición de finalista. Y Ferrer, en tanto, era el número cuatro del mundo y probablemente el segundo mejor sobre arcilla en ese momento.

Si el triunfo de Stanislas Wawrinka sobre Nadal en Australia 2014, con el español disminuido por un dolor de espalda, significó una sorpresa gigante, más aún lo sería hoy un triunfo de Anderson. El suizo, que era ocho del mundo y había eliminado a Djokovic, confirmó después que aquello no era casualidad con otros dos grandes y la final perdida este año precisamente ante Nadal en París. En las otras 16 definiciones en las que estuvo el actual número uno del mundo, el rival se llamó Federer o Djokovic, lo que exime un poco de hablar de favoritismos.

Pero a pesar de ser candidato firme, el ganador de 15 grandes no se fía de Anderson, al que consideró un rival peligroso. "Lleva un tiempo jugando mejor, después de recuperarse de la lesión. Cuando se lesionó, estaba entre los diez mejores. Es un jugador de máximo nivel, y más en este tipo de superficies", afirmó el campeón en Nueva York en 2010 y 2013.

"Está sacando muy bien, está con mucha confianza y está jugando muy agresivo. Por eso tendré que imprimir mi ritmo, cambiando direcciones y alturas, un poco similar a lo que hice con Del Potro", analizó el número uno del mundo, que venció al sudafricano en los cuatro partidos que lo enfrentó, cediendo sólo un set.

Del otro lado, Anderson llega a una situación inédita en su carrera a sus 31 años. Su mejor actuación en un Grand Slam había sido también en Nueva York, hace dos años, cuando llegó a cuartos. "No sé muy bien qué decir ahora", afirmó el sudafricano cuando se vio en la final, casi tan sorprendido como el resto del mundo. "Necesito ser dominante y controlar el desarrollo tanto como sea posible, porque si dejas que él lo haga, es muy difícil". Está por verse si Nadal y los nervios de su primera final de Grand Slam se lo permiten.

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