tenis lAbierto de Australia

Es hora de discutir el trono

  • Nadal y Djokovic empezaron a 'disputar' la gran final de esta mañana por el primer 'grande' del año con declaraciones intencionadas para cargar de presión al contrario

Cuando el sol del verano aprieta y una final del Abierto de tenis de Australia se asoma a pocas horas de distancia (9:30 de la mañana, hora española), los juegos mentales pasan al primer plano. A eso se dedicaron Novak Djokovic y Rafael Nadal entre la noche del viernes y la tarde de ayer. El español se entrenó y el serbio descansó y continuó con su recuperación física. Pero lo más importante pasó por los labios de ambos: desde quién es el favorito hasta la desventaja o no de contar con un día menos de descanso, casi todas las frases ofrecieron una segunda lectura.

"No tengo prácticamente nada que perder, no soy favorito, él es el número uno del mundo", dijo Nadal de cara a la final. La frase del español apuntaba a quitarse toda la presión posible y convertirla en toneladas aplastando los hombros del rival.

Las estadísticas marcan que en tres de las últimas cuatro ediciones de Australia aquel jugador que dispuso de un día menos de descanso terminó siendo el campeón. Y también dicen que, si Nadal pierde, el español se convertirá en el primer jugador en la era abierta del tenis en caer en tres finales de Grand Slam consecutivas. Djokovic busca sumarse a Rod Laver, Pete Sampras, Roger Federer y Nadal como uno de los cinco únicos jugadores en encadenar tres títulos de los grandes.

Consciente de lo que está en juego, aunque alegue que se irá satisfecho "suceda lo que suceda", Nadal fue agudo y sutil en su análisis acerca de la final, en la que podría conquistar un undécimo Grand Slam y quedar a sólo cinco del récord de 16 de Federer.

"La ventaja mental es para él. Es el favorito porque juega en su pista, que le va mejor. Evidentemente, después de lo que ha ganado, la confianza está, yo creo, que por encima de cualquiera".

El español se refiere a los diez títulos, tres de ellos de Grand Slam, conquistados por el serbio en 2011. Djokovic, con sinceridad en este caso, admitió que eso es una ventaja sobre el rival de hoy. "Sé que quizás tenga una ventaja en lo mental porque gané seis finales las veces que jugamos en 2011 y tuve mucho éxito contra él. Por otro lado, es un nuevo año, un nuevo desafío, una situación diferente".

Hasta ahí, todo cierto. Pero entonces Djokovic desenfundó su arma particular: al haber jugado su semifinal en la noche del viernes tuvo un día menos de descanso que Nadal, que ganó el jueves, y eso es una desventaja. "Él tiene un día de ventaja sobre mí en cuanto a recuperación y ponerse a punto para la final. Recuperarme para poder rendir al máximo y estar listo para jugar cinco sets es mi prioridad. Si logro hacerlo, entonces creo que podré ganar".

Nadal no se tomó muy en serio el argumento del defensor del título. "Le ves gestos de cansancio, pero dos horas y pico después sigue corriendo igual. No sé hasta qué punto es real, o igual un escudo", opinó, al tiempo que sacaba a colación su experiencia de hace tres años. "Si yo me recuperé en 2009 lo lógico es que él se recupere".

Nadal se refería a las cinco horas y 15 minutos que debió batallar para derrotar a Verdasco por 6-4 en el quinto set en las semifinales de aquel torneo. Venció a Verdasco un viernes y derrotó en la final del domingo a Federer en otro exigente partido.

"Él tiene la presión de que al fin y al cabo si gana se habrá mantenido. Si no gana, al final habrá perdido una final contra un jugador al que le había ganado las últimas seis veces", fue el último recado del español.

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