Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Con la llegada del otoño y el descenso de las temperaturas, Málaga abre la puerta a un sinfín de posibilidades para descubrir su interior. La provincia, conocida por su litoral, ofrece también un mosaico de paisajes naturales perfectos para caminar y disfrutar del aire libre. Entre pinares, formaciones rocosas únicas y pasarelas suspendidas, el senderismo se convierte en una actividad ideal para principiantes que buscan rutas fáciles, bien señalizadas y con encanto propio.
El senderismo es una forma de conocer la provincia desde otra perspectiva. Con un equipo básico, ropa cómoda, calzado adecuado, agua y algo de comida, es posible recorrer parajes que combinan naturaleza y patrimonio. Las rutas sencillas permiten adentrarse en este mundo sin grandes esfuerzos, descubriendo rincones sorprendentes a pocos kilómetros de la capital o en enclaves de alto valor paisajístico.
El Parque Natural de los Montes de Málaga se extiende sobre unas 5.000 hectáreas de colinas cubiertas de pinos y encinas. Este espacio protegido, situado muy cerca de la ciudad, cuenta con numerosas rutas de baja dificultad. Una de las más destacadas para principiantes parte del Aula de la Naturaleza Las Contadoras y conduce hasta el Lagar de Torrijos en un recorrido circular de aproximadamente 14 kilómetros (ida y vuelta).
A lo largo del camino se alternan senderos entre bosques, antiguas construcciones ligadas a la producción de vino y panorámicas sobre la bahía malagueña. La variedad de ambientes y la accesibilidad del trazado hacen de esta ruta una excelente opción para quienes desean iniciarse en el senderismo sin alejarse demasiado de la capital.
En pleno Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, el Puente El Saltillo ofrece una experiencia singular: cruzar una pasarela colgante situada a 78 metros sobre el río Almanchares. El itinerario más habitual comienza en Canillas de Aceituno y atraviesa huertas, acequias, pinares y una vegetación diversa hasta alcanzar el puente.
Aunque algunos tramos discurren junto a acantilados y pueden impresionar a quienes padecen vértigo, las rutas de acceso son viables para senderistas noveles. El enclave, rodeado de montañas y vistas espectaculares, se ha convertido en uno de los símbolos del nuevo senderismo malagueño.
El Torcal de Antequera es uno de los paisajes más singulares de Andalucía. Sus formaciones kársticas, modeladas durante millones de años, crean un escenario de piedra que parece sacado de otro planeta. Para quienes se inician en el senderismo, este paraje ofrece dos rutas principales de baja dificultad: la verde, de poco más de 1,5 kilómetros, y la amarilla, de tres kilómetros.
Ambos recorridos están bien señalizados y permiten disfrutar de miradores naturales con vistas al valle de Antequera y, en días despejados, incluso al mar. La combinación de ambas rutas en una sola jornada es posible gracias a su corta longitud, lo que facilita explorar este enclave declarado Patrimonio Mundial sin grandes exigencias físicas.
Para quienes buscan una opción muy próxima a la ciudad, los Pinares de San Antón, situados tras la barriada de ElPalo, constituyen un espacio ideal para pasear entre senderos suaves. Sus rutas de baja dificultad conducen hasta miradores naturales que ofrecen una de las mejores panorámicas de la bahía de Málaga.
El monteSanAntón, con cumbres en torno a los 500 metros de altitud, permite elegir entre varios caminos bien señalizados y disfrutar de la naturaleza mediterránea sin alejarse demasiado del núcleo urbano. Es un ejemplo perfecto de cómo la provincia integra espacios naturales de gran valor ecológico dentro de su área metropolitana.
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