Antes fueron aldeas y hoy es un pequeño y fresco pueblo de Málaga repleto de flores y conocido por su aguardiente

Varias alquerías moriscas dieron lugar a lo que hoy se conoce como Jubrique, en la Serranía de Ronda

Su aguardiente, el tostón de castañas o sus calles moriscas repletas de flores, singularidades del municipio

Cinco rincones únicos y singulares por descubrir en la Serranía de Ronda

Una panorámica de Jubrique. / Ayto. Jubrique

¿Sabías que el malagueño pueblo de Jubrique surge de la unión de cuatro antiguas aldeas moriscas? Este pequeño y coqueto pueblo del interior de la Serranía de Ronda conserva intacto el trazado sinuoso de su origen árabe, con calles estrechas que se adaptan al terreno y casas encaladas que aportan frescor a sus empinadas cuestas. A lo largo de la historia, Jubrique ha sabido mantener su identidad, convirtiéndose en un enclave rural lleno de tradición, naturaleza y un riquísimo patrimonio cultural y gastronómico.

Entre los vestigios más característicos del pasado de Jubrique se encuentra la Fuente del Río Lavar, antiguo lavadero público y punto principal de abastecimiento de agua. Aún hoy, algunos vecinos siguen acudiendo a esta fuente, testigo vivo del día a día del pueblo.

Uno de los mayores orgullos históricos de Jubrique fue su destacada producción vitivinícola, especialmente durante los siglos XVIII y XIX. En esa época llegó a contar con más de sesenta fábricas de aguardiente. Hoy, esa tradición queda plasmada en el Museo de Artes Populares y del Aguardiente, que ofrece una visión completa del proceso de elaboración y de la importancia que tuvo este producto para la economía local.

La Ermita de la Santa Cruz del Chorrillo de Jubrique. / malaga.es

En el ámbito religioso, tres construcciones destacan especialmente. La iglesia de San Francisco de Asís, del siglo XVI, se alza sobre los restos de una antigua mezquita. Entre sus imágenes más veneradas figuran la Virgen de la Candelaria, del siglo XVIII, y un Nazareno con pelo natural. Le siguen dos ermitas que completan el recorrido monumental del pueblo: la Ermita de la Santa Cruz del Chorrillo, ligada a la tradicional romería de mayo, y la ermita del Castañuelo, construida en una finca rural donde se venera una cruz salvada durante la Guerra Civil gracias a la astucia de una vecina, que logró protegerla bajo el pretexto de que era un perchero.

Un pasado de revueltas moriscas y esplendor agrícola

El término municipal de Jubrique se consolidó como tal tras la unión de varias alquerías moriscas, cuya existencia está documentada en las capitulaciones firmadas con los Reyes Católicos. A pesar de que el nombre del pueblo parece derivar del latín o del mozárabe, y de que se han hallado monedas romanas en la zona, no existen pruebas de un asentamiento romano en el lugar.

Uno de los floridos rincones de Jubrique. / Ayto. Jubrique

Durante las rebeliones moriscas, los habitantes de Jubrique mostraron una fuerte resistencia. La represión de estas revueltas acabó con la deportación de los moriscos al norte de África y Galicia. Algunos regresaron tiempo después y se convirtieron en bandoleros, como el célebre Marcos el Meliche, figura precursora de las cuadrillas que poblaron la Serranía de Ronda en el siglo XIX.

El máximo esplendor del municipio llegó entre los siglos XVIII y XIX, con la bonanza de sus viñedos y la explotación minera de las sierras. El aguardiente de Jubrique fue reconocido en buena parte del sur peninsular, y su industria se mantuvo activa hasta el siglo XX.

Entorno natural y rutas para todos los sentidos

Rodeado de viñedos, pinares y castaños, el entorno natural de Jubrique es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. El término municipal cuenta con numerosas rutas habilitadas para la práctica del senderismo, cicloturismo y equitación. En sus montes, no es extraño avistar especies como jabalíes, corzos o cabras montesas, en un paisaje de media montaña típico de la Serranía. En la zona es muy conocido el sendero que une el pueblo con Genalguacil y también la refrescante ruta que lleva hasta el Charco Azul.

La tranquilidad y belleza del Charco Azul de Jubrique. / malaga.es

Tradiciones populares que llenan de color y vida sus calles

Jubrique mantiene vivas numerosas festividades populares. En mayo, dos celebraciones marcan el calendario: la Romería Grande, que tiene lugar en torno a la ermita de la Santa Cruz del Chorrillo, y las singulares Fiestas de Máscaras, donde el pueblo revive la Edad Media a través de trajes de época, oficios tradicionales y representaciones culturales.

En octubre, las fiestas patronales en honor a San Francisco de Asís se prolongan durante cuatro días, combinando música, toros de fuego y actividades para todas las edades. En la misma celebración, se lleva a cabo el tradicional tostón de castañas, aprovechando el inicio de la temporada.

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El calendario festivo de Jubrique se completa con otras citas señaladas como la Verbena de San Juan (junio), la Quema de Judas (Domingo de Resurrección), el Santísimo Encuentro del Viernes Santo y, en agosto, la emotiva Fiesta del Emigrante, en homenaje a quienes se marcharon en busca de nuevas oportunidades.

Cocina de montaña con productos de la tierra

La gastronomía local refleja la esencia de la cocina serrana. Entre los platos más tradicionales destacan el potaje de hinojos, el gazpacho caliente y las tortillitas de bacalao con ajete. La carne de matanza, las chacinas artesanales y el vino mosto elaborado con uvas del entorno completan el recetario jubriqueño. En el apartado dulce, las hijuelas, elaboradas con harina, huevo, aceite y miel, son uno de los bocados más característicos.

Cómo llegar a Jubrique

El municipio de Jubrique se encuentra a unos 125 kilómetros de la capital malagueña. El acceso por carretera se realiza a través de la autovía del Mediterráneo (A-7) hasta llegar a Estepona. Desde allí, la carretera A-557 asciende entre sierras hasta alcanzar el núcleo urbano, enclavado en un entorno de belleza singular, fresco y lleno de flores.

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