Málaga

Atarazanas se acerca a la normalidad, "por fin"

  • El incremento de precios provocado por la escasez de productos se mantiene, en la mayoría de géneros

Puesto de pescado en el Mercado Central, este jueves.

Puesto de pescado en el Mercado Central, este jueves. / Javier Albiñana (MÁLAGA)

El martes, poco antes de la medianoche, la flota pesquera y los transportistas del Puerto de Málaga decidieron desconvocar los paros con los que protestaban por la subida del precio del combustible. Ambos colectivos manifestaron que las  medidas anunciada por el ministro de Agricultura, Luis Planas, para paliar el incremento del gasoil no eran las deseadas. Sin embargo, ante la falta de consenso del propio sector pesquero y con el objetivo de garantizar el suministro de productos básicos a los consumidores malagueños, han retomado la actividad.

Muchos camioneros, además, se han visto abocados a retomar la actividad coincidiendo con la aprobación en Consejo de Ministros de las medidas pactadas la semana pasada con las organizaciones más representativas del sector. Entre ellas, se encuentra la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible y las ayudas directas por vehículo, que suman en total más de 1.000 millones de euros.

Este camino hacia la normalidad ya se deja sentir en los mercados de abastos. En Atarazanas, muchos pescaderos se muestran aliviados. "Todavía faltan cosas, no estamos al 100%, pero hay más variedad que estas semanas y esperamos la semana que viene conseguir prácticamente la normalidad", cuenta Enrique Castro; mientras que, Antonio Mellado también reconoce que se encuentra más tranquilo porque mañana las flotas de la bahía malagueña comenzarán a pescar boquerones y jureles. 

Paco Martínez cuenta que el segundo día de huelga de transporte tuvo que cerrar su pescadería, también situada en el Mercado Central, porque el género que había en Mercamálaga era escaso. Una problemática a la que se sumaban los piquetes originados por los transportistas. En su puesto se pueden observar solo productos nacionales, a excepción del salmón noruego. "¡Retomando la normalidad por fin!, exclama.

Tan solo unos tres negocios dedicados a la venta de pescado estaban cerrados este jueves en Atarazanas. Manuel de la Torre, que tuvo que cerrar su puesto durante dos semanas, asegura que "ahora mismo no falta nada".

Por su parte, los fruteros y verduleros -que también han sufrido los estragos de la crisis de suministros- se muestran ya, igual que los pescadores, más relajados y confiados. "Por el momento hay de todo. Yo cerré la semana pasada, pero casi todos mis compañeros abrieron", apunta.

Sin embargo, todos ellos manifiestan los mismos problemas: los precios continúan altos y los clientes aún no están comprando con la misma asiduidad que lo hacían anteriormente. "La gente está viniendo menos porque también tiene que hacer frente a sus gastos de luz y el combustible de sus propios vehículos. Ha subido todo", apunta el frutero José Triano.

En el caso del pescado, Antonio Mellado también indica que "los precios siguen más bien altos, porque pescado de calidad está entrado a cuenta gotas y está todavía caro. Tres o cuatro euros más de lo normal", reconoce. Otros pescadores, como Manuel de la Torre y Paco Martínez garantizan que están manteniendo el precio en algunos de sus productos.

"Mucha gente no está viniendo todavía a los mercados", "hay pocos clientes", "la cosa está flojilla hoy" son algunas de las frases que han repetido algunos de los trabajadores de Atarazanas preguntados por la afluencia de gente. Y es que muchos clientes aseguran que el precio de sus cestas de la compra se ha visto incrementado. "Antes podía comprar por 25 euros hoy y hoy me ha costado 43", lamenta María José. Paqui hacía veinte días que no bajaba al mercado y también señala que "está todo carísimo".

No solo el paro de transportistas y pescadores, también la subida del precio de la energía y la guerra que se está lidiando en Ucrania , ha provocado un incremento del gasto en los hogares. Tanto fabricantes como distribuidores se han visto afectados y, aunque algunos han tratado de contener el encarecimiento de sus productos para que no repercuta en el cliente final, se han visto obligados a trasladarlo al lineal.

De media, los productos de gran consumo han visto incrementados sus precios un 5%, según datos de la consultora Kantar. Así, una parte de los consumidores está optando por mecanismos para aliviar el efecto que la inflación podría tener en el bolsillo, visitando menos veces los mercados y utilizando alternativas para tratar de abaratar su cesta, como la búsqueda de promociones y descuentos o una mayor adquisición de marcas de distribuidor.

Entre las categorías que más han notado este aumento desde el 6 de marzo, destacan el aceite, que ha aumentado su precio en un 303% con respecto al mismo periodo de 2021, la pasta, que lo ha hecho en un 183% y los arroces y la leche, con un incremento del 181% y del 145%, respectivamente.

Respecto a los hogares, todos los tipos han incrementado su gasto, siendo los jóvenes de menos de 35 años quiénes han invertido más en sus compras, concretamente un 20% más que el año anterior. 

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