Málaga

Hazañas diarias de supervivencia

  • El desayuno y la merienda para niños en riesgo de exclusión que prometía la Junta no se han dado este trimestre En los Asperones se echan en falta

María tiene prisa. Ya pasan de las 10:00 y se le está echando el tiempo encima. Sus tres hijos salen del colegio y de la guardería a las 14:00 y tiene que ocupar la mañana en buscar chatarra. Ayer consiguió 12 euros y seis cartones de leche que recogió en un contenedor, caducados aunque aún "no están hinchados, no hay problema", dice. Tiene 25 años y vive en Los Asperones. Junto a ella, Piedad, Josefa, Ana, Luisa y Saray relatan sus hazañas de supervivencia, tan alejadas de otras vidas fuera del barrio, tan desesperadas, que no recibir una bolsa con galletas, pan y zumos para sus hijos supone un auténtico problema. La merienda del Plan de Solidaridad y Garantía Alimentaria de la Junta de Andalucía no ha llegado este trimestre a los colegios. Tampoco el desayuno, aunque en el CEIP María de la O llevan años recibiendo galletas y leche gracias a Cruz Roja. Aún así, los alimentos que los niños se llevaban del centro al terminar la jornada escolar suponía para muchos su cena. En lugares como Los Asperones, la ausencia de esta ayuda es demasiado notable,

"La merienda nos la saltamos, porque si no no tenemos para darles de cenar", comenta Ana. "Echamos mucho de menos la bolsita, porque el almuerzo en el colegio y la bolsita era la única comida de los niños", agrega Josefa, que ahora "se las apaña" gracias a la paga de 300 euros de su madre para dar de comer a sus dos hijos de 5 y 6 años de edad. "Les hago patatas y huevo, o una sopita, una tortilla o arroz", comenta Josefa y Ana subraya que la cena se adelanta para poder despistar el hambre.

"Los niños comen por el colegio, ellos nos los crían", reconocen las madres. Del grupo de media docena de mujeres tan sólo una trabaja, Piedad, que es cocinera contratada por horas y gana unos 400 euros al mes. El resto vive de la chatarra. "Y de rebuscar en los contenedores en cuanto cierran los supermercados", agrega Piedad. Cuando en casa entra algo de dinero "lo estiramos todo lo posible", cuentan estas madres. En sus casas no entra el pescado ni la fruta. Si pueden hacer la compra, entre sus productos prioritarios están la leche, las patatas, los huevos, la pasta y las legumbres. Y en sus ollas cuecen caldos con demasiada agua y patatas y con pocas proteínas y vitaminas.

El pan se lo pueden comprar al panadero que acude al barrio más barato si optan por el del día anterior, o van a un supermercado a las ocho de la mañana que les das un saco de pan por un euro con los excedentes de la jornada pasada que ya no ponen a la venta. Hay gente que sale al campo a coger hinojo o a buscar caracoles para comer. Y, si tienen algún tipo de paga o salario social, acuden a las tiendas de Los Asperones para pedir "fiado".

"Hacemos potajes, pucheros, fideos y gazpachuelos, pero solo con patatas y huevo, nada de echarle gambas o almejas", comentan las mujeres con cierta sorna, capaces de reírse de su propia necesidad. "Guisamos una olla para todo el día y no se puede repetir porque tiene que quedar para cenar por la noche", afirma Josefa, que teme las vacaciones de Navidad porque cierra el comedor a sus hijos.

En casa de Luisa viven cinco personas y tan sólo tienen la ayuda familiar. Ella hizo un curso de cocina, trabajó unos meses y por eso aún le queda la paga. Pero asegura que la bolsa "me conviene mucho, porque mis niños salen por la tarde y tienen su merienda". Saray tiene dos niños pequeños en el colegio y un recién nacido de un mes al que alimentar. "Vivimos de la chatarra y ahora no hay", comenta con timidez. María sabe lo difícil que está siendo ahora conseguir dinero con el metal. "Hay quien va a Cártama, a Coín, a Torremolinos, pero ahora hay menos gasolina y hay que buscar más cerca", dice. Lo que pagan más es el cobre, a 4 euros el kilo. Pero también es, por lógica, lo más escaso. El kilo de aluminio y acero vale un euro.

Lo venden en la chatarrería más cercana y ahora hasta se ve cómo queman los colchones para sacar los muelles y venderlos al peso. Lo malo es que 40 kilos de hierro sólo valen 3 euros. "Se trata de supervivencia pura y dura", comenta Patxi Velasco, director del colegio María de la O. "Hay niños que cenan todos los días pan con manteca porque no tienen otra cosa", agrega. Las madres reclaman que las bolsas del Plan de Solidaridad y Garantía Alimentaria lleguen ya y no entienden el retraso.

Tampoco da explicaciones oficiales la Administración regional, que el pasado mes de noviembre aseguraba que en breve iban a llegar las bolsas del desayuno y la merienda a los colegios y no se ha hecho realidad. Los más de 5.600 usuarios que estima la Junta como beneficiarios para este presente curso del plan continúan esperando. Lo que sí reciben es el almuerzo con un 100% de bonificación. A estas plazas se han podido sumar aquellos nuevos casos que los servicios sociales han detectado en riesgo de exclusión.

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