Veintinueve concejales, el secretario, el interventor, varios funcionarios, algunos empleados de los grupos de la oposición, algún que otro cargo directivo del equipo de gobierno y muchos medios de comunicación. Y pare de contar. Este fue el aforo que ayer registró en salón de plenos de la Casa Consistorial en el último Debate del Estado de la Ciudad antes de las elecciones de mayo de 2011.

En los asientos no se atisbó presencia alguna de asociaciones de vecinos, organizaciones sindicales y empresariales ni de fuerzas políticas. Una circunstancia que, de inicio, da muestra del evidente desinterés que el asunto parece despertar entre los que, podría decirse, ponen voz a parte de la ciudadanía de la capital. El vacío en el que ayer se desarrolló el debate contrasta con el que, en no pocas ocasiones, se vive en los plenos ordinarios, donde, pensarán los vecinos, por lo menos se analizan cuestiones concretas que les afectan.

Que el Pleno no iba a estar especialmente concurrido se preveía desde la misma entrada a la Casona del Parque. Lo que en otras ocasiones es una larga y prolongada espera, ayer fue un proceso rápido. Incluso, una de las agentes de la Policía Local que realizan la tarea de acreditar a los visitantes (medios de comunicación incluidos), preguntaba algo sorprendida: "¿No viene hoy público al Pleno?". Ante el interrogante, un periodista respondió que probablemente llegaría más tarde, dado que es ya conocido en toda la ciudad que ningún Pleno empieza a su hora. Eso mismo ocurrió ayer, con una sesión que comenzó con 30 minutos de retraso. Pero ni la espera fue suficiente para que algún ciudadano despistado hiciese acto de presencia.

En el corrillo previo al comienzo de la sesión, algún periodista que, por lo que se ve, pisa poco la Casona del Parque, preguntaba algo que en otros lugares sería de sentido común: "¿No viene ningún representante institucional?". No sería descabellado que en el que es, al menos a priori, el debate más importante del año, donde debe analizarse cómo se encuentra la urbe y por dónde deben encaminarse sus pasos futuros, estuviesen presentes los representantes del Gobierno central, de la Junta de Andalucía y de la Diputación. Pero hasta la fecha, no ha ocurrido.

Y algo sorprendente hubiese sido ver desfilar por los pasillos de la primera planta de la Casona a María Gámez, en su doble condición de delegada del Gobierno andaluz y alcaldable del PSOE en las elecciones de mayo de 2011. Sea como fuera, ni Gámez, ni el subdelegado, si los sindicatos, ni las federaciones de vecinos... Nadie vivió in situ un debate que, eso sí, pudo seguirse por los habituales canales. Alguien debería preguntarse cómo hacer atractivo al ciudadano lo que hoy no lo es. Quizás, el año que viene.