Hace años que el botellón en el centro de la ciudad dejó de ser un problema endémico y repetido fin de semana tras fin de semana. Pese a ello, la Policía Local puso 6.022 denuncias por esta razón en la ciudad hasta el 23 de diciembre, según adelanta Cadena Ser.

Esto supone una media de más de 500 multas al mes durante el año. Cabe recordar que, pese a que ya no contamos con restricciones horarias en locales de ocio, durante la mayor parte del pasado año la pandemia marcó el cierre de las discotecas y salas de ocio nocturno, sino su restricción horaria, hecho que marca esta cifra.

Ya lo alertaban en su momento los vecinos del centro y lo confirmaban los empresarios de este sector: tras el cierre los jóvenes hacían botellón. Insiste concejal de Seguridad Ciudadana, Avelino Barrionuevo, en que estos problemas han sido puntuales y, en todo caso, reuniones pequeñas de jóvenes en su mayoría.

Pese a ello, en octubre se puso en marcha un dispositivo especial en antibotellón en la plaza de la Merced, con rondas de refuerzo en otros puntos de especial seguimiento como Cortijo de Torres y la ampliación de la Universidad.

“En Málaga no hemos tenido problema de macrobotellones como en otras ciudades del Levante español o en Madrid, con miles y miles de persona”, asegura Barrionuevo, si bien afirma que sí se han producido tres macrobotellones puntuales en La Mosca, en Cortijo de Torres y un último en la ampliación de la Universidad con el inicio del curso.

El resto, asegura el concejal del ramo, son “grupúsculos de ocho o diez personas que se reúnen en una plaza con unas botellas o unas cervezas”. Esto, asegura, se incrementó durante la época de las restricciones. En la plaza de la Merced, puntualiza, se reúnen distintos grupos pequeños, “en España, afortunadamente, tenemos libertad de movimiento y, por eso, tenemos presencia policial permanente los fines de semana para evitar que se produzca ingesta de alcohol en la calle”.

Cuando la afluencia de la plaza aumenta y en coordinación con Limasam, la Policía Local aprovecha para despejar la plaza y limpiarla con ayuda de la empresa pública. De esta manera la encintan y liberan la céntrica plaza.

Asegura Barrionuevo que durante los fines de semana hay distintos puntos en los barrios en los que se refuerza la presencia policial ante la queja de los vecinos por mayor concentración reincidente, “pero no hay botellones como tal”, asegura Barrionuevo.

Así, se mantiene controlado el problema de los botellones, que dista mucho de ser aquel problema que parecía endémico hace una década, controlando que se mantenga el orden en el centro y en el resto de puntos de la ciudad.