investigación

El despropósito ambiental de un vertedero

  • La antigua cantera de Nerja fue usada durante 20 años de forma ilegal para el depósito de residuos de obra y poda hasta que el Seprona destapó el caso en 2016

El despropósito ambiental de un vertedero

El despropósito ambiental de un vertedero

Más de 800.000 metros cúbicos de todo tipo de residuos, principalmente escombros y restos de poda, acumulados en cuatro enormes bancales sobre lo que en su día fue una cantera en pleno parque natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama no es algo que pueda pasar desapercibido a la vista de todos durante las dos décadas que ha estado en funcionamiento el vertedero ilegal de Nerja.

Apilados de cualquier manera, sin ningún control, sin garantías ambientales para un entorno de enorme valor y sin autorización. Es el despropósito de una historia que ha estado en la sombra durante demasiado tiempo y en la que fueron muchos los que miraron para otro lado. Fue el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Málaga el que finalmente destapó lo que, más allá del beneficio económico que un grupo de empresarios han podido sacar de esa actividad irregular, queda una imagen desoladora que será difícil de restaurar pese al enorme valor ecológico de la zona, en pleno parque natural y cerca de otra de las joyas de la corona como es el paraje natural de Maro Cerro-Gordo.

El vertedero Valverde, o del Río de la Miel de Nerja como era conocido, no era un punto en el que se vertían escombros con los que se pretendía restaurar la antigua cantera, como se ha llegado a defender. Era un vertedero incontrolado en toda regla en el que basta un simple paseo por los 36.000 metros cuadrados que ocupa para ser consciente de la magnitud del asunto.

A pie de carretera, sin ningún vallado y sin indicación alguna de que se trata de un vertedero, se alza la montaña de restos que impone nada más llegar.

Todo empezó hace casi 20 años cuando la antigua cantera Río de la Miel, ya en desuso se fue convirtiendo poco a poco en un punto de vertido. Primero de forma puntual y con los años de manera incluso organizada, hasta el punto de que el recinto estaba explotado por una sociedad integrada por cinco empresas, de la que tenían constancia las autoridades como el Ayuntamiento del municipio.

Durante todo ese tiempo se han ido depositando cantidades ingentes de residuos de diversa índole. Restos de la construcción y demolición principalmente, comúnmente conocidos como escombros, además de plásticos, restos de madera y poda, residuos peligrosos como envases contaminados y fibrocemento, y otros no peligrosos como frigoríficos. Hasta una moto acuática desguazada puede apreciarse empotrada entre la montaña de restos de uno de los cuatro bancales.

Una vez iniciada la investigación del Seprona, que terminó con la clausura del vertedero en septiembre del año pasado y que se encuentra en fase de instrucción por parte de un juzgado de Torrox, un ingeniero calculó que el volumen de residuos depositados durante el tiempo que ha estado en activo asciende a la friolera de 802.195,63 metros cúbicos sin contar con los posibles residuos que hayan podido ser depositados a una cota inferior y que hayan quedado enterrado en sus orígenes. Si se tiene en cuenta que en un sólo metro cuadrado podría haber almacenadas 1,5 toneladas, la cifra aproximada apilada actualmente en ese espacio puede rondar 1.200.000 toneladas.

Todo este depósito de residuos se ha llevado a cabo sin ningún tipo de control medioambiental, ni medidas de obligado cumplimiento como la impermeabilización del terreno, la gestión de lixiviados o proyecto de explotación alguno.

La situación era insostenible para los empresarios de plantas de restos de la construcción y demolición autorizadas cercanas, como la de Canillas de Aceituno, que veían como el vertedero de Nerja crecía y crecía. Fue precisamente la Asociación de Empresas Gestoras de Residuos de la Construcción y Demolición de Andalucía (Agreca), integrada por una veintena de empresas del sector, la que se dirigió por escrito en varias ocasiones al Ayuntamiento del municipio para pedir que se tomaran medidas que pusieran fin a ese despropósito.

Pero la respuesta nunca llegó y finalmente el colectivo, que fue constituido en 2008 para agrupar y representar los intereses de los gestores autorizados en la valorización y eliminación de estos residuos, la que puso en conocimiento de la Guardia Civil de Málaga los hechos que terminaron dando origen a la llamada operación Rubbish, que en inglés significa basura. Y lo hizo cuando presuntamente la sociedad que gestionaba el vertedero presuntamente se había atrevido incluso a expedir "certificaciones falsas" a aquellos que acudían a ellos para desprenderse de los residuos.

El Seprona comprobó que se podrían haber cometido los delitos de falsedad, prevaricación y contra los recursos naturales y el medio ambiente. La razón es que los residuos están acumulados directamente en el suelo sin sistema de canales que evitasen la entrada de agua de lluvia ni medidas de control sobre emisión y acumulación de gases. Tampoco existían cortafuegos o sistema de extinción de incendios y el riesgo de fuego en una zona rodeada de un espacio protegido hubiera tenido un daño probablemente irreparable.

Pero también hay riesgo de desprendimiento y se pueden apreciar enormes grietas en las cimas de los distintos bancales que en caso de lluvias torrenciales se acentuarán.

Se estima que restaurar ese espacio costará más de diez millones de euros, pero lo paradójico de todo eso es que más del 70% de lo acumulado allí se podría haber reciclado en su totalidad. De hecho, los restos de la construcción y demolición suponen el 30% del total de los que se generan en Europa y prácticamente el cien por cien son reutilizables.

Pero la triste realidad, según los datos de Agreca, es que en Andalucía solamente algo menos del 20% de los escombros de obra es tratado y valorizado correctamente en una planta autorizada, mientras que alrededor de un 30% se tira directamente al medio natural por el propio productor y la mitad de todos estos residuos producidos son pasto de una gestión comercial irregular al margen de la normativa en vigor como en Nerja.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios