Balcón de notables

"Hasta hace poco, el más listo era el que estafaba más"

  • El médico sostiene que la exclusión de los 'sin papeles' de la sanidad en otras comunidades, además de un paso atrás y una medida injusta, es muy peligrosa para la salud pública

-Pasó su infancia en muchos países y muy diferentes entre sí. Es francés, de padres marroquíes y vive en Málaga. ¿Se sientes de algún sitio?

-No [Se ríe]. De todos al mismo tiempo. El hecho de viajar mucho desde pequeño tiene su cosa buena y su cosa mala. Lo bueno es que te adaptas a cualquier sitio. Hay dos tipos de viaje. Hay uno que es el que te puedes permitir. Pero hay otro que es más forzado. Pienso en la gente que emigra para buscarse la vida. Esa no es mi historia. Emigrar puede suponer un traumatismo.

-¿El Cuarto Mundo aumenta?

-Sí. Hay cada vez más. La población en exclusión social aumenta mucho. Ha aumentado en estos 10 años que llevo en España. Antes la exclusión afectaba a inmigrantes. Ahora hay incluso españoles.

-Ahora los españoles vuelven a emigrar...

-Emigraron en los años 60 y ahora hay una segunda emigración. No sé si está bien o está mal. Es lo que hay. Gente muy preparada, con diplomas, aquí no encuentra trabajo y es normal que salga al extranjero a buscarse la vida como lo hacen los inmigrantes que vienen a territorio español. Es lo más normal que puede pasar. Espero que con este fenómeno la población se dé cuenta de que los inmigrantes que han venido a España no han venido aquí por capricho o para aprovecharse de nuestro sistema, sino para salir de la miseria, para buscarse un futuro como ahora hacen los españoles en otros países. Si no hay futuro en el lugar donde estás tienes que moverte, es natural, es normal. Ahora supone dejar muchas cosas atrás, hay que estar preparado. Los españoles que emigran a Alemania se enfrentan a un choque cultural tan brutal como al de un africano en España. No es nada fácil.

-¿Usted ha dejado muchas cosas atrás?

-Tengo amigos y la familia en Francia a los que veo menos. Pero por mi historia personal no ha supuesto una pérdida muy grande. Pero hay personas que emigran con historias personales traumáticas. Hay historias bastante tristes de gente que deja atrás a sus padres, sus hijos o que se han enfrentado a la muerte de un familiar cercano y no han podido ir a su país.

-Ha trabajado con prostitución. ¿Cómo se acaba con ella?

-Ufffff. Sería acabar con la desigualdad, con la injusticia, con la desigualdad entre mujeres y hombres... Creo que no se puede acabar con la prostitución. Mi visión y la de compañeros de la asociación [Médicos del Mundo] es que nuestro papel no es acabar con la prostitución, sino reducir los riesgos relacionados con su ejercicio. No vamos a poder acabar con la prostitución, es un negocio enorme. Sí podemos actuar reduciendo los daños que puede causar el ejercicio de esta actividad. Podemos ayudar estando al lado de la persona que ejerce la prostitución, haciéndola visible, dándole voz porque son de los más excluidos.

-¿Qué ha aprendido de esas personas?

-Sobre todo que en situaciones muy adversas el ser humano todavía puede tener humor, puede tener ganas de vivir, de luchar. Me ha impresionado la fuerza que tenían esas mujeres y esos hombres porque en situaciones increíblemente duras pueden salir adelante.

-¿Cómo ve la exclusión de los 'sin papeles' de la sanidad?

-Es un paso atrás. Antes, cuando representaba a España en reuniones internacionales de Médicos del Mundo llegábamos con un modelo de acceso universal a la salud. Desde que el Gobierno puso en marcha el Real Decreto sobre la reforma sanitaria somos el país más atrasado casi de toda la Unión Europea donde por una cuestión administrativa en algunas comunidades autónomas se niega el acceso a la sanidad. Hemos pasado de un modelo muy positivo a un modelo negativo que es un paso atrás, una injusticia y muy peligroso para la salud pública. Las enfermedades no entienden de cuestiones administrativas. Excluir a una parte de la población del derecho a la salud supone un problema grave de salud pública.

-¿Y cómo ve la reforma sanitaria?

-Es injusta, ilógica en términos económicos porque nos la quieren enseñar como un ahorro cuando es todo lo contrario. Acceder a la atención primaria permite el ahorro más grande en coste sanitario. Si ponemos el acceso a la salud más difícil a una parte de la población que no va a poder costeársela, al final va a costar más porque va a acceder a la sanidad cuando sea más grave y entonces se necesitarán más recursos. Cuando si hubieran accedido a la atención primaria habrían podido curarse y que su caso no se agravara.

-En Andalucía no se ha excluido a los 'sin papeles'...

-Sí, eso es una ventaja. Pero a pesar de esto, hay algunos casos, que no son numerosos, de dificultad de acceso. No hay unas medidas claras para decir cómo se va a hacer. Pero la reforma sanitaria es del Gobierno central. El cambio es que se pasa de un sistema universal, donde todo el mundo tenía acceso a la sanidad solo con estar empadronado a este nuevo modelo, en el que tienen acceso los que cotizan a la Seguridad Social. Hay mucho rechazo a esta reforma porque es muy grave ya que abre el campo a mucha desigualdad.

-¿Qué le parece la huelga de los MIR?

-Apoyo lo que reivindican. En las urgencias hospitalarias se ha visto que si no están se desborda la plantilla. Eso quiere decir que se está utilizando los MIR como complemento de la plantilla. Es decir que la plantilla está escasa. El sistema no explota porque están los MIR. Porque se ha visto. Cuando paran, falla el sistema. Eso quiere decir que hay un problema de recursos. Yo lo he visto cuando trabajé en Urgencias del Civil. Llegué a trabajar 60 horas a la semana. Lo dejé porque llegué a un tope en el que veía que ponía en peligro a los pacientes porque no tenía todas mis facultades porque estaba haciendo muchas guardias seguidas y al final de la guardia no podía pensar. Por eso entiendo muy bien lo que reivindican y les apoyo.

-Se han manifestado los residentes, se han manifestado los abogados. Se están cualificando las movilizaciones...

-[Se ríe] Porque no hay nadie a salvo de los recortes. Profesiones que podían considerarse privilegiadas, como los abogados o los médicos, hace tiempo que no son tan privilegiadas. Con medidas que se centran en educación, sanidad y justicia, que están recortando derechos y servicios, todas las profesiones están tocadas.

-¿Por qué se metió en Médicos del Mundo?

-Porque me parecía que como médico tenía que hacer algo con la población más excluida que veía en las ciudades donde yo vivía. Siempre a tu lado hay población que sufre una situación social más complicada. Como médico tenía que intentar ayudar. Yo lo hago cuando estoy en Urgencias también. No soy un médico diferente cuando trabajo en Urgencias y cuando estoy en la ONG. Soy el mismo. La ONG me permite hacer cosas diferentes, inventar cosas. En mi trabajo, a nivel profesional funcionamos muy bien, pero la ONG te da libertad para inventar otras formas de actuar, para hacer más prevención. Nuestro sistema sanitario me parece que está muy tecnificado. Es muy curativo. Está más centrado en la atención que en la prevención. Y en la ONG podemos hacer un trabajo de prevención muy valioso. Y a diferencia del sistema, tenemos la posibilidad de ir hacia la población y no esperar a que venga.

-¿La gente abusa de las Urgencias?

-Sí, hay muy pocos recursos puestos en educación para la salud. La gente utiliza Urgencias de una manera inadecuada. No viene porque es urgente sino porque el sistema no le da respuesta rápidamente. Cuando tiene que esperar tres días para ver al pediatra o al médico de familia, va al punto de Urgencias aunque no sea urgente. Yo en mi trabajo intento educar a la gente y decirle cómo usar el sistema de manera adecuada para evitar que se colapsen las Urgencias. Pero es difícil. Haría falta la voluntad política de poner muchos recursos en educación para la salud.

-Ha vivido en Comares, en Rincón, en Los Montes, en el centro de Málaga. ¿Con qué cara de Málaga se queda?

-Con todas. Todas tienen su encanto, todas tienen sus defectos. Me gusta el clima, el ambiente, la facilidad de relación con la gente. Yo vengo de Francia. Allí la gente, cuando tiene que relacionarse con gente desconocida, tiene miedo del otro. Aquí no siento esto. Siento una apertura a la hora de relacionarte, que a veces puede ser superficial, pero que facilita el día a día. Todo es bastante sencillo. Hay como una simplicidad en las relaciones. El lado negativo es la superficialidad porque la gente te dice sol, amor, te quiero y no es tanto... Sé que no es tan fuerte como se puede entender en Francia, pero a mí me ilumina un poquito el día a día. Por aquí han pasado tantos pueblos desde los fenicios... Hay una cultura de la mezcla. A mí me gusta esta tolerancia hacia el otro. Es muy diferente a la sociedad francesa.

-¿Y lo peor?

-Lo peor es cierta indiferencia, cierto pasotismo. Son las dos caras de la moneda: tolerancia y pasotismo. Hay tolerancia hacia otras culturas, hacia la orientación sexual; pero al mismo tiempo hay indiferencia. Lo malo es eso, que se toma todo a la ligera, que atrae más el momento, el presente que un proyecto de futuro.

-¿Cómo ve un francés tantos casos de corrupción?

-Me llama mucho la atención la doble moral. Criticamos a países extranjeros corruptos y nos ponemos como muy civilizados y nuestra propia provincia no es mejor. Corrupción hay. Casi estaba como bien visto hasta hace poco. Menos mal que se ha levantado la gente con el 15-M. Me chocaba el ambiente de corrupción y especulación que vi cuando llegué aquí hace casi 11 años. Ya era el final de la época dorada de la especulación. Parecía que el más listo era el que se llevaba más dinero público, el que podía estafar más. Había alcaldes que eran claramente estafadores y eran reelegidos... Pero el silencio que había frente a esas actitudes ya no existe. Ojalá haya cada vez menos tolerancia hacia este tipo de actitudes.

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