El trabajo es algo más que un medio para ganarse la vida. Es una forma de integrarse, de realizarse, de hacer amigos. Pero también tiene su lado oscuro. Sobre todo, en tiempos de crisis. En muchos casos, los trabajadores que mantienen el empleo asisten impotentes a un empeoramiento de sus condiciones laborales derivado de los recortes de plantilla para achicar gastos.   

Y los efectos de la sobrecarga de trabajo pueden pasar factura en su salud mental. Entendida ésta en un sentido amplio en el que entran el estrés, la ansiedad, el burnout (síndrome del quemado), la fatiga, la irritabilidad o los trastornos del sueño. Un reciente estudio de la Universidad de León  que ha recibido un premio de investigación social asegura que hasta el 60% de los trabajadores españoles sufren problemas de salud mental a causa del trabajo.

Médicos de familia de Málaga que están todos los días viendo a enfermos no tienen estadísticas para ponderar ese dato, pero creen que es exagerado. No obstante, coinciden en que la crisis y el empeoramiento de las condiciones laborales han provocado en los últimos dos años un incremento de los pacientes con problemas de salud mental que acuden a sus consultas y en los que el detonante es el trabajo. "Mejor dicho, no el trabajo, sino las condiciones laborales que ahora son peores que meses atrás", aclara un facultativo. 

Según el estudio de la Universidad leonesa, el 28% de la población laboral  sufre estrés. Y además, hay otros factores que acentúan el problema: "Empleo inestable, contratos precarios, sentimientos de inseguridad laboral, largas jornadas laborales, altas demandas emocionales en el trabajo y dificultades para conciliar la vida laboral y familiar".

"Cuando llega un paciente con un cuadro de ansiedad y hurgas un poco, muchas veces el trasfondo es laboral. Sobre todo, en estos tiempos. Otras, se mezcla con problemas familiares y económicos", apuntaba una facultativa.    El estudio afirma que los trabajadores más susceptibles de padecer problemas de salud mental a cuentas del empleo son aquellos que son muy activos, competitivos, tenaces y que tratan de alcanzar el mayor número de objetivos en el menor tiempo posible.

Los médicos de cabecera consultados matizan que ningún trabajador está a salvo. En su consulta ven de todas las edades, de diferentes profesiones, hombres mujeres, españoles, inmigrantes... Algunos facultativos sí apuntaban dos periodos críticos en la vida laboral para la salud mental. Sobre los 30 -porque tras algunos años de independencia del hogar paterno la estabilidad no se alcanza- y sobre los 50 años -por el miedo a perder el empleo y quedar excluido del mercado laboral-.

En lo que sí están de acuerdo los médicos es que los trabajadores somatizan o confiesan sus problemas. Y dicen que la mayoría de los que tienen problemas de verdad ni siquiera piden la baja. "Muchos están estresados por una sobrecarga laboral y no quieren faltar al trabajo para no sobrecargar más a sus compañeros", apuntan.

¿Y qué puede hacer el médico de cabecera en 10 ó 15 minutos? "Lo primero, escucharles. A veces basta con que se sientan comprendidos", apunta un médico. "O les damos consejos para combatir la ansiedad o conciliar el sueño. Depende del problema", añade otro. A veces, no hay más remedio que recetar fármacos. Ansiolíticos, antidepresivos y un largo etcétera cada día más habituales. Y si es necesario, el paciente es derivado a los servicios de Salud Mental para que reciba un apoyo más especializado.

José Antonio Cardenete, presidente de la Asociación Malagueña de Medicina Laboral, apunta que en general las patologías mentales en su sentido más amplio van en aumento. "Por las prisas, las obligaciones domésticas, el trabajo. La tecnología y la vida van más rápido que nuestra cabeza", explica. Él no cree que la razón sea sólo el trabajo, sino que generalmente hay un cúmulo de causas. "Pero lo cierto es que un mero cambio de turno puede complicar toda la vida familiar", comenta.

Según su experiencia como especialista en Medicina del trabajo, en los tiempos de crisis baja el absentismo porque entre los trabajadores hay más temor a perder el empleo. Justamente, los facultativos de cabecera sostienen que el miedo al despido acentúa la angustia y la ansiedad en muchos pacientes. Cardenete considera lógico que la vida laboral repercuta en la salud porque saca cuentas y recuerda que más de la mitad del tiempo que estamos despiertos lo destinamos al trabajo. Como para que no termine haciendo mella.