Málaga

Un negocio a los pies de la carretera

  • El efecto del parón de la obra se ha dejado sentir en locales situados en las cercanías de los tajos

"Hemos pasado de tener a más de cien obreros comiendo y desayunando todos los días, a dar muy pocos menús". Estas palabras las pronuncia Francisca Montiel, quien, junto a su marido, es propietaria de Venta Pedro, un pequeño restaurante tradicional situado a los pies de uno de los viaductos de la futura autopista de Las Pedrizas y a poco más de dos kilómetros del municipio de Casabermeja. Por este local pasaban, iniciados los trabajos de la nueva carretera, buena parte de los obreros destinados a esta parte de la infraestructura, cuya presencia fue reduciéndose hasta la nada en el momento en que los tajos quedaron desiertos.

"Tras las vacaciones de Navidad de 2008 vimos cómo ya el número de operarios había bajado y volvió a bajar a un 50% a partir del 10 de enero. El número de personas que venía fue cayendo hasta que se fueron también los portugueses, que se marcharon a principios de junio", explica Francisca, quien desgrana de forma precisa el despoblamiento sufrido por esta infraestructura.

Y desde ese día, el salón de comidas apenas lo pisan los clientes de confianza, los que desde hace 15 años acuden en festivos y fines de semana a esta venta. Venta Pedro es una de las damnificadas por el estancamiento en el que se ha visto inmerso el proyecto de la autopista de Las Pedrizas, a la sombra de la que no pocos negocios han podido prosperar, en plena época de crisis, gracias a desayunos, almuerzos... de los cientos de trabajadores que de manera directa e indirecta han estado vinculados a esta macrointervención.

De hecho, Venta Pedro, según los datos de sus propietarios, podía ingresar alrededor de 800 euros diarios sólo por la consumición de menús. En este escenario, Francisca y su marido optaron por contratar a nuevo personal, al objeto de adecuar al servicio a la masiva afluencia de comensales. "Y de un día a otro nos quedamos con cuatro o cinco camareros en plantilla, con contrato, pero con apenas diez menús", se lamenta.

Ahora, Francisca vuelve a levantar la vista para divisar el tajo en obras y comprobar cuántos operarios irán llegando a la zona. "No sabemos lo que va a pasar ni el personal que llegará", asume la propietaria de este local, que es testigo directo del devenir de una de las grandes infraestructuras viarias de la provincia de Málaga.

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