Inmersos en la pandemia producida por el Covid-19, el puerto de Málaga ha finalizado el trimestre veraniego con unos muy aceptables resultados. Sin tráfico de cruceros y con un movimiento muy reducido de contenedores tras la pérdida de la línea regular canadiense de Hapag-Lloyd, junio, julio y agosto, también sin Operación Paso del Estrecho, ha mantenido la movilización de los graneles.

Reducida la mercancía agroalimentaria como suele ser habitual en estos meses estivales, los denominados graneles minerales han constituido el principal tráfico en los muelles malacitanos en los últimos 92 días. El cemento, el clínker, la dolomita y los áridos, además del nitrato de amonio, han centrado una actividad portuaria en la que el tráfico de buques cocheros ha comenzado un lento y tímido repunte. Con estos datos y a la espera de que la Autoridad Portuaria ofrezca cifras concretas sobre las cargas y cantidades movilizadas, el trimestre que ayer terminó ha destacado sobremanera por tres significativas actividades.

Aunque se inició en marzo, los meses de junio, julio y agosto han servido para afianzar la salida malagueña de nitrato amónico. Exportado este producto que requiere unas medidas extremas de seguridad a Marruecos, Mauritania y Túnez, los embarques de este compuesto procedente de Puertollano parece que podrían mantenerse hasta finales de año.

El verano de 2020 se recordará por ser el de los repatriados desde Tánger

Tras sufrir varios retrasos temporales, finalmente el 20 de julio, el ferry Napoles de Baleària que cubre la ruta con Melilla, realizó amarrado en su atraque habitual su primer repostaje de Gas Natural Licuado (GNL). Con esta histórica operativa que desde entonces se ejecuta casi a diario, el puerto malagueño abre la posibilidad a que otros buques puedan recibir este tipo de suministro.

Finalizando este trío de actividades destacadas, hace tan sólo unos días, el tren volvió a circular por el puerto. En una ambiciosa operativa de ida y vuelta que pretende movilizar aceite de cocina usado para ser reciclado, el ferrocarril regresó a los muelles en lo que parece ser una reentrada que podría prolongarse durante mucho tiempo.

Y aunque el verano de 2020 también se recordará por ser el de los viajes de los repatriados desde Tánger, la exportación continuada de nitrato amónico, la llegada del repostaje de GNL y la vuelta del tren, constituyen lo más destacado de un trimestre sin buques de crucero marcado por la crisis del coronavirus.