Málaga

Declaran en rebeldía en Málaga a un iraní acusado de maltrato a cinco mujeres

  • La Fiscalía solicita que sea condenado a una pena de 12 años y cuatro meses de presión

  • Se le acusa de tener una actitud de dominación, sometimiento y adiestramiento a las mujeres

Vista exterior de la Ciudad de la Justicia en Málaga.

Vista exterior de la Ciudad de la Justicia en Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

El Juzgado de lo Penal número 14 de Málaga ha declarado en rebeldía al empresario iraní Shoja Shojai acusado de varios delitos de maltrato habitual y lesiones contra al menos cinco mujeres, con las que convivía en Marbella y mantenía relación de pareja.

Fuentes judiciales han informado a Efe de que el mencionado juzgado puso el pasado año al empresario en busca y captura al no localizarlo y para que designara abogado y procurador porque de los anteriores había renunciado. La Fiscalía malagueña ha solicitado que el procesado sea condenado a una pena de 12 años y cuatro meses de prisión, pero el juzgado tuvo que suspender el juicio al no localizar al empresario.

En el relato acusatorio se mantiene que el acusado mantuvo relación sentimental con varias mujeres de diferentes países de manera simultánea, mujeres que conoció en Londres o España y cuando ganaba su confianza las trasladaba con su consentimiento a Marbella y con algunas llego a tener incluso hijos.

El empresario, que siempre ha negado que captara a las denunciantes para su harén, sostuvo en una entrevista a Efe en 2014 que la intención de dos de las mujeres al denunciarle era robarle aprovechando su detención y que el resto del grupo fue convencido por ellas dos. El empresario indicó que la denuncia que pesaba sobre él por maltrato y amenazas se debía a un complot para robarle 300 piezas de oro y diamantes, 50 alfombras persas, cuatro tapices franceses, diez estatuas, 15.000 euros en efectivo, 500 cubiertos de plata, cinco cuadros y cuatro televisores.

Por su parte, el fiscal lo acusa de tener una actitud de dominación, sometimiento y adiestramiento a las mujeres a la que supuestamente obligaba a tener importantes limitaciones económicas, a prácticas sexuales no deseadas y a tomar sin prescripción médica varias sustancias.

También las obligaba a no hablar, solo sonreír y no mostrar emociones, según el relato acusatorio, al que ha tenido acceso Efe, que destaca que también las insultaba y cometió agresiones físicas, como patadas y bofetones, además de coacciones para que no viesen a su familia o para impedir que se maquillaran.

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