Territorio Comanche | Opinión

Estoy por los suelos

  • Si observa como tras un aguacero de los característicos de nuestra tierra, los arroyos llevan un caudal marrón, y todo el litoral se torna en color chocolate, ahí ya es posible que se empiece a preocupar un poco más por el suelo

El arroyo Totalán de Rincón de la Victoria.

El arroyo Totalán de Rincón de la Victoria.

LA Asamblea General de Naciones Unidas decidió en 2013 que, en adelante, el 5 de diciembre se celebrase el Día Mundial del Suelo para concienciar sobre la importancia de un suelo sano, luchar por la gestión sostenible de los recursos, y en esencia, incentivar a la ciudadanía en la preocupación por el cuidado y uso que le damos al suelo en materia de agricultura y en todas nuestras interacciones con el recurso en general. En esencia, probablemente le genera el mismo entusiasmo que si le hubiera dicho que se trataba del día mundial del limón cascarúo, o del día mundial del campero de atún. Sin embargo, si vive en Rincón de la Victoria y observa como el color dominante de la cabecera del Arroyo de Totalán es el marrón y no el verde, o en la Axarquía respecto a la Sierra de Bentomiz, o en Alozaina respecto a la Sierra de Tolox, o en Almogía respecto a los Montes, y sobre todo, si observa como tras un aguacero de los característicos de nuestra tierra, los arroyos llevan un caudal marrón, y todo el litoral se torna en color chocolate, ahí ya es posible que se empiece a preocupar un poco más por el suelo.

Por ese motivo cada año la ONU lanza un lema que no pretende ser sino un banderín de enganche de la sociedad en ese propósito. Detengámonos en los tres últimos para poder comprender como estamos hablando de una problemática que nos afecta y mucho. El de este año es: “Detener la salinización de los suelos, aumentar su productividad”, y esto es debido a que la salinización es uno de los problemas más frecuentes del suelo en nuestras latitudes, lo que la agricultura y la biodiversidad. La sal está presente en nuestro ecosistema de forma natural, y por tanto en los suelos, sin embargo, cuando debido a sequías o actividades humanas inadecuadas, aumenta el contenido en sal de forma excesiva, comienza a haber un problema serio. Es decir, sequías y sobreexplotación de acuíferos. ¡Oído a navegantes!

El lema de 2020 fue “Mantengamos vivo el suelo, protejamos la biodiversidad del suelo”, con la idea de crear conciencia en la sociedad sobre la importancia de mantener sano el suelo, afrontando los retos de la ordenación del suelo y luchando contra la pérdida de la biodiversidad, porque si bien hasta ahora solo se ha identificado un 1% de las especies que viven bajo nuestros pies, la mayor parte de esta biodiversidad está en el suelo. Y cada una de estas criaturitas posee un papel clave en la cadena trófica, contribuyendo al equilibrio en los ecosistemas naturales y agrícolas. De ahí la importancia de proteger esta biodiversidad, de la que el mediterráneo es su principal valedor.

El de 2019 fue “Detengamos la erosión del suelo, salvemos nuestro futuro”, en una clara vinculación entre erosión y degradación del suelo, ambos procesos abundantes en nuestro entorno inmediato. La erosión es la remoción de capas de la superficie por parte de fenómenos climáticos como el agua y el viento, ayudados por otros factores entre los que se encuentra la orografía, y el hombre cultivando intensivamente laderas que no debe, o sellando suelos fértiles mediante proyectos de construcción urbana. Y así la erosión provoca un daño lento en el suelo, por medio del que este va perdiendo capacidad productiva. Es la denominada erosión acelerada, que puede traer graves consecuencias hasta el punto de que se estima que para el año 2050 el 90% de los suelos que compone nuestro planeta estén degradados totalmente. La que se manifiesta cada vez que cae una precipitación intensa en nuestro entorno y vemos las escorrentías y caudales de color marrón, como ya he planteado, con toneladas y toneladas de suelo fértil que son removidas de su punto de origen y depositadas posteriormente.

Por entendernos, la provincia de Málaga que posee mas de 76% de su superficie con pendientes superiores al 10%, e incluso el 46 % de la misma superando el 30%, por razones naturales, es decir, pendiente más torrencialidad, sería proclive a graves problemas de erosión del suelo. Esta sería natural, puesto que habría una vegetación, el tan añorado bosque mediterráneo, abierto, biodiverso, y conectado con otros biotopos, como las zonas de las dehesas. Pero si a lo largo de nuestra historia reciente, hemos roturado esta cubierta forestal para cultivar olivar, viña o almendro, hemos roto el equilibrio previo, con lo que cuando se han ido produciendo las sucesivas precipitaciones, ha llovido sobre suelo desnudo, puesto que estos cultivos no permiten competencia, y se han desencadenado los procesos de erosión acelerada. Eso fue exactamente lo que sucedió en la provincia de Málaga con la viticultura hasta finales del siglo XIX, en que la Filoxera Vaxtatrix, la gran plaga del viñedo, se encargo de ponernos en nuestro sitio. Todo se vino abajo. Comercio dinámico, agricultura pujante, viñas, vino, pasas…y hasta un banco que llegamos a tener, oigan, se vino abajo en cuestión de unos años. Le sucedió el abandono del campo, el hambre, la emigración, y por lo que a nuestro tema respecta, la consolidación de los procesos de degradación del suelo como principal modelador geomorfológico. La provincia de Málaga tiene el 86% de su superficie con una tasa de erosión del suelo por encima de la tolerable (5 Toneladas/Ha/año), y el 25% de la misma con mas de 50 Toneladas/Ha/año, es decir, 10 veces mas lo tolerable. Agricultura intensiva y deforestación, y algo el sobrepastoreo, fueron y son las causas de todos los procesos de erosión acelerada y degradación del suelo que padece nuestra provincia, con repercusiones directas en la perdida de productividad agrícola, degradación del ecosistema, y de capacidad de retención de agua, otro recurso que tampoco nos sobra, porque si el suelo se erosiona, se compacta, reduce su porosidad y pierde capacidad de retención hídrica. Así que, ¿es o no es para estar por los suelos?

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