El último adiós a Jorge Gómez
Familiares, amigos y medio millar de vecinos despiden al malagueño fallecido en el terremoto de México

Málaga/La misa funeral del malagueño fallecido en el terremoto de México, Jorge Gómez Varo, estuvo marcada por la emotividad y el pesar de familiares, amigos y más de medio millar de vecinos que no pudieron ocultar sus lágrimas durante el tributo. La parroquia de Corpus Christian de Pedregalejo, barrio que vio crecer al joven aparejador que perdió su vida con tan solo 33 años, acogió ayer a las 19:30 el culto que significó su último adiós.
La misa fue oficiada por el tío de Jorge, el recientemente jubilado sacerdote Francisco Gómez, quien se colocó de nuevo el hábito para despedir a su sobrino y recordarlo como una persona que llenó de amor a todos sus seres queridos. A la ceremonia acudieron vecinos procedentes de diversas partes de Málaga, amigos y los más allegados al joven, como su madre, su mujer Irene, sus hermanos Alejandro, Carmen y Laura, y varios primos, tíos y sobrinos. Asimismo, representantes del Consistorio, como el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, o el concejal Julio Andrade, también asistieron al rito. La Carta de San Pablo a los Corintios, en concreto, el capítulo 13 dedicado al amor, tema sobre el que versó la mayoría de las reflexiones de la misa, fue la lectura con la que la familia decidió despedirse.
Jorge fue una de las más de 350 víctimas mortales del seísmo que sacudió México el pasado 19 de septiembre. Vivía junto a su mujer en Ciudad de México, donde trabajaba de aparejador y era el encargado de la delegación de la consultora Valora, ubicada en el número 286 de la calle Álvaro Obregón, uno de los edificios que se derrumbó durante el temblor de 7,1 grados en la escala de Ritcher. La muerte del malagueño supuso la segunda baja de un ciudadano español tras el fallecimiento del médico madrileño Leopoldo Diego Cisnero.
El caso de Jorge mantuvo en vilo a su familia y a toda la ciudad, ya que cuando todo parecía perdido, el equipo USAR de la Unidad Militar de Emergencias (UME) detectó varios cuerpos en el edificio donde trabajaba. Sin embargo, la esperanza de la familia decayó en los últimos días, pues la dificultad para abrirse paso entre los escombros y de encontrar vida menguaba por momentos. Finalmente, el 29 de septiembre, diez días después del incidente, se confirmó la muerte del malagueño, quien fue incinerado en México antes de ser trasladado a Málaga, donde ayer sus familiares pudieron rendirle homenaje.
Un último gesto de heroicidad
Jorge Gómez era, sobre todo, una persona resolutiva. "Todo aquello que se propuso en la vida le salió", contaba su primo Carlos antes de su fallecimiento, hermano suyo en la cofradía de la familia, Viñeros. "Es muy inteligente y tiene la cabeza muy bien amueblada", decía entonces el familiar. Lo cierto es que el aparejador malagueño tenía un historial laboral inmaculado. Disfrutaba de un "muy buen trabajo" en Madrid antes de marcharse a México, donde fue contratado por la consultora de origen gallego Valora. El trabajo que Jorge consiguió en México "le apasionaba", ya que también lo llevó a las ciudades estadounidenses de Nueva York y Miami. Jorge estuvo en Málaga con motivo de la Feria para ver a la familia, y tenía pensado volver próximamente para una cena en conmemoración al hermano mayor de la cofradía de las Fusionadas, Eduardo Rosell. "Él se escapaba a Málaga cada vez que podía", contaba Carlos, quien cree que hubo una "descoordinación" entre los diferentes cuerpos de rescate. Las réplicas al terremoto y algunas lluvias que cayeron en la zona en los últimos días no hicieron sino aumentar la preocupación de una familia que finalmente se encontró con la trágica noticia. Lo que no olvidarán, sin embargo, fue el gesto de entrega que tuvo Jorge hasta en los últimos momentos: "Estaba ya para salir, pero se quedó esperando para asegurarse de que sus compañeros habían abandonado el edificio", confesó Carlos.
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