Mediodía ajetreado, de despachos y comités, el que atravesó este miércoles el Málaga. A la noticia positiva de que a Blanco Leschuk se le retiraba una tarjeta y podrá jugar en Gijón se unió que el Comité de Competición no hizo sangre con Alfred N'Diaye y la roja que vio el sábado en Pamplona.

Fue expulsado el senegalés por, según recogió el colegiado en el acta, "encararse con sendos adversarios y dirigirse a un rival en los siguientes términos: 'Te voy a matar'". Varios atenuantes contaron a favor de N'Diaye para que la sanción quedara en el mínimo. Iba en el arco de uno a tres partidos por amenazar a un contrario.

Todo el vestuario coincidía que en que es un comportamiento impropio del senegalés, un futbolista muy tranquilo y enemigo de este tipo de conflictos. De hecho, su historial demostraba que es un jugador limpio a pesar de dónde suele jugar. También ayudó que el propio N'Diaye se disculpara el lunes por su comportamiento sobre el césped de El Sadar.

"Quiero pedir disculpas a todos, a la afición y a los niños que estaban en el estadio, porque hice un mal gesto. Es una mala respuesta a un rival que nos provocó e hizo malas cosas a mi compañero", comenzó N'Diaye, que continuó: "Fue una mala respuesta, y no puedo decir otra cosa que disculpas a todos porque no es un ejemplo para el fútbol ni para los niños".

La indignación fue grande en el entorno del Málaga por la actuación arbitral en el campo de Osasuna, donde el Málaga fue claramente perjudicado. Desde el presidente a los jugadores, mostraron públicamente su enfado de diversas maneras. De alguna manera, la retirada de la tarjeta de Blanco Leschuk, espoleta para el caos en el que se convirtió el tramo final del partido, da la razón al pesar que cundió en el malaguismo.