El Málaga estaba huérfano de delanteros tras la marcha de Armando Sadiku y Sergio Buenacasa. Sólo contaba con los chicos de la cantera Sergio Pellicer a pocas horas de comenzar los entrenamientos. Manolo Gaspar ya le ha solucionado parcialmente la cuestión con el fichaje de Orlando Sá. El portugués es el primero, pero la idea es contar para la temporada 2020/2021 con un mínimo de tres puntas.

A nivel interno en Martiricos se entiende que para poder competir en condiciones en una competición tan extensa e igualada como LaLiga SmartBank, es necesario contar con una rotación de garantías en la delantera. Lo cierto es que ha quedado claro viendo las dos últimas temporadas del Málaga. La cifra que se entiende como apropiada es la de tres, contando además con la ayuda de los chicos del filial.

En las dos últimas temporadas, por otro lado, no ha tenido puntas en propiedad. Estaba destinado a ello Okazaki, pero todo el mundo sabe lo que sucedió. Este último curso se empezó con el cedido Sadiku, que por fortuna ha cuajado una temporada magnífica, y luego se reforzó en el mercado invernal con Buenacasa. En la 2018/19 sucedió algo similar cuando llegaron vía préstamo tanto Blanco Leschuk como Héctor Hernández y Mamadou Koné. En invierno se sumó Seleznov pero salió el canario. En estos dos años de Segunda echaron un cable los canteranos que aprovecharon para hacerse un hueco como Harper o Antoñín.

La Segunda División te pide algo más. Más pegada, más variedad, más competitividad. Los equipos que suben o luchan por subir destacan en este aspecto. En el Málaga se continúa trabajando en ese sentido y se espera que durante esta ventana de fichajes se incorporen al menos dos delanteros más. Tampoco se puede olvidar que el portugués Sá viene de una larga inactividad y su rendimiento es una incógnita.

Así que es la idea, contar con una buena rotación de puntas, pero en el universo blanquiazul nada es definitivo, nunca, dado el contexto que rodea al club. Uno de los que ha sonado con fuerza es el cadista Caye Quintana, también el ofrecimiento del propio Harper. No son los únicos ni mucho menos.