Málaga CF - CF Reus | Previa

La salida del laberinto

  • El Málaga recibe finalmente al Reus en el primer partido de La Rosaleda en un año recién estrenado

  • Los de Muñiz tienen la oportunidad de colocarse colíderes en caso de victoria

Alfred N’Diaye protege el balón ante Blanco Leschuk en una sesión matinal en el Ciudad de Málaga.

Alfred N’Diaye protege el balón ante Blanco Leschuk en una sesión matinal en el Ciudad de Málaga. / javier albiñana

Parece surrealista, o de otra categoría, que a poco más de 24 horas de un partido de la Liga de Fútbol Profesional no haya plenas certezas de que el balón rodará. Tras una sentencia en firme del Comité de Competición de la RFEF, La Rosaleda abrirá sus tornos por primera vez en 2019. Se cerró el capítulo más negro de la historia reciente para descorchar un año repleto de ilusión en sus inicios. A priori, debería ser recordado como el del ascenso. Conviene no festejar antes de tiempo.

Se tutean en Martiricos dos realidades diametralmente opuestas. La categoría es el único denominador común entre el Málaga y el Reus. Numéricamente la brecha entre ambos asciende a 19 puntos, tantos como jornadas se han disputado. Mientras uno recibe en la tarde previa a Seleznyov, un delantero internacional ucraniano con facilidad para el gol, el otro lucha por sobrevivir. "No sé si el proyecto tendrá una, dos ó 23 jornadas más", reconocía con sinceridad Xavi Bartolo en la previa. Las sensaciones, a casi 1.000 kilómetros, es de absoluta supervivencia. Entre ellos, también, Mikel Villanueva, fiel reflejo del espacio entre ambos. Pieza esencial en el conjunto catalán, no tiene hueco en la Costa del Sol.

Sobre el papel, parece una oportunidad propicia para darse un festín. "No podemos confiarnos", sostiene Muñiz, enemigo de las relajaciones. Granada y Albacete, los dos únicos que miran al Málaga por el retrovisor, firmaron las tablas en Los Cármenes. Un duelo que permite a los malagueños poder volver a su lugar natural. Por presupuesto, historia y entidad. Más de un mes sin oler el primer o segundo puesto se antoja excesivo. Un triunfo también ofrece un galardón simbólico, el coliderato.

Los blanquiazules regresan a La Rosaleda, su particular paraíso. Hay cierto cambio de piel entre jugar como local y visitante. Una realidad con la que convive el equipo, que dio algún paso adelante en las jornadas recientes en la carretera. Martiricos, como ocurrió hasta hoy, debe ser el principal argumento para opositar al ascenso.

El Reus no gana desde el 21 de octubre, sumando recientemente dos empates y siete derrotas

El entrenador gijonés recupera a N’Diaye, el faro sobre el que gira, o debería hacerlo, el conjunto malaguista. Ya cumplió ciclo de tarjetas y vuelve al once. Tras las molestias de Ontiveros, con el que hay dudas sobre si estará en la lista incluso, es poco probable que Muñiz no repita el once del Carlos Tartiere. Juanpi y Pacheco se consolidaron en las alas y arriba son fijos Harper y Blanco Leschuk. La idea es que Seleznyov les ofrezca competencia. Atrás tampoco hay mucha incertidumbre. Luis Hernández aún sigue fuera, aunque podría competir pero no se quieren correr riesgos, por lo que Diego González y el inamovible Pau Torres formarán la zaga junto a Cifu y Ricca. Munir será el guardián.

El escenario deportivo del Reus no mejora excesivamente al financiero. Los de Bartolo son penúltimos, aunque se aprovechan de que aún no se abrieron huecos por abajo. La salvación está a tres puntos. El maremoto económico, como es lógico, se trasladó al campo. Los catalanes no ganan desde el 21 de octubre. Desde entonces, dos empates y siete derrotas. Es decir, dos puntos de 27. Un botín exiguo a cualquier nivel.

La fecha es especial, pero la situación extraña. El horario y las festividades pueden ayudar para una buena entrada. De hecho, casualidades del destino, es el Partido Solidario. A todo debe sobreponerse el Málaga, que recuperó el equilibrio en la rampa.

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