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Un surco marcado

  • El Málaga recupera a Munir, N'Diaye y Dani Pacheco para recibir al Córdoba

  • El reto es seguir con el pleno antes de varias salidas de máxima exigencia

La Copa, tradicionalmente esquiva al Málaga, no iba a sacar de pobre al equipo de Muñiz. No se puede decir que se tiró, pero no hubo atisbo de drama tras la derrota ante el Almería. No hay elemento de distracción en el objetivo único, el ascenso. Y regresa la Liga a La Rosaleda, que abre sus puertas por tercera vez en ocho días. Esta vez para recibir a un Córdoba que salvó una situación convulsa con el límite salarial en las primeras jornadas con el límite salarial. Afectó a su juego, pero el equipo se ha fortificado en los últimos partidos siguiendo con fe a su chamán particular, Sandoval. Se ganó fama de milagrero a la vera de la Mezquita por la salvación inverosímil de la temporada pasada. Con su discurso a veces histriónico supo convencer y ganó autoridad tras un paréntesis con Francisco al mando.

Si es cuestión de discursos, el de Muñiz no se sale de la ruta. Ha mejorado en este tiempo su retórica el técnico asturiano, desde su última etapa en Málaga. Emana en la sala de prensa una convicción que es una correa de transmisión que llega al campo y a la grada. Pero, no hay que olvidarlo, al entrenador se le juzga por lo que acontece en el verde. Y el trabajo del asturiano ahí es irreprochable hasta ahora. Ha ayudado a cambiar el aire tóxico con el que acabó inevitablemente el descenso. La plantilla se ha aseado de cargas y el vínculo con la grada se ha limpiado. Muñiz ha convencido a sus jugadores del plan a seguir, minimizar riesgos sin renunciar al arco rival. Ha habido tino en las dos áreas y ha salido cara la moneda en algún partido concreto. Hay que prepararse para que partidos similares acaben en cruz. Pero mientras se pueda hay que tejer el colchón más mullido posible. Por el horizonte aparecen visitas de máxima dificultad a Las Palmas y Coruña. Pero el Málaga ya ha marcado un surco del que no salirse bajo ningún concepto.

Recupera el entrenador malaguista a hombres importantes. Munir, N'Diaye y Dani Pacheco son quizá los tres fichajes de más empaque realizados en verano. Y sin ellos se ganó al Tenerife el pasado sábado. Hay dudas sobre puestos determinados en la plantilla, por profundidad. El fichaje de Lombán responde a una duda en el centro de la zaga. Pero no se puede negar que tiene a varios de los jugadores más determinantes de la categoría el Málaga. En ese guante de Munir, en esa bota de Pacheco o en los músculos de N'Diaye se esconden muchos puntos. Las lesiones de Mula y Renato Santos obligan a cambios. Muñiz ve compatibles a Ontiveros y Pacheco pese a que sean diestros que se sienten más cómodos partiendo desde la izquierda. Está también la opción de Hicham, aunque quizá su rol de revulsivo aconseje otro papel en las alineaciones de 14 jugadores en las que piensan los entrenadores. La pareja Harper-Blanco Leschuk parece fija arriba, como Adrián-N'Diaye en el centro del campo. Ni Lacen ni Boulahroud ganaron crédito en la eliminatoria copera. El marroquí, de hecho, no entró en una lista de 20 jugadores. Y la zaga parece asentada con Cifu-Luis-Pau-Ricca. Atrás estará el centinela Munir, que no ha sido batido desde el minuto 5 de la primera jornada. Ahí reside una gran parte del ascenso, en la capacidad de blindar la portería.

Se anuncia día nuboso en Málaga. La Rosaleda fue fiel en circunstancias climáticas adversas o en horarios poco apropiados. Pero toda ayuda es poca en esa ruta hacia el ascenso en la que el equipo de Muñiz ha tenido un arranque de purasangre. En esta maratón de 42 partidos que emula a la clásica de Filípides la dificultad es esconde en cualquier kilómetro. Sandoval y su Córdoba no lo pondrán fácil. Pero el Málaga está diseñado para sufrir.

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