Miguel Poveda. Cantaor

"Me indigna que la agencia del flamenco no dé calor a quien necesita editar disco"

  • El artista catalán se encuentra de gira por España con su último trabajo, 'Las coplas del querer', un disco en el que homenajea a este género a través de 18 temas extraídos del repertorio de grandes clásicos

Acapara tantas distinciones que podría permitirse el lujo de ser un divo inaccesible. Pero Miguel Poveda (Badalona, 1973) se siente privilegiado por el mero hecho de llevar más de 20 años comiendo de su voz. Este Premio Nacional de la Música se encuentra actualmente de gira con su último trabajo, Las coplas del querer, un disco en el que rinde homenaje a este género musical.

-Resulta curioso que este disco de coplas tenga una nominación a los Grammy Latino como mejor álbum de flamenco...

-Pues sí, porque cuando llevé uno de flamenco, Tierra de calma, se lo dieron a Ojos de Brujo, que no hacen flamenco. Cuando me nominaron ahora pensé: ojalá que no me lo den, porque se confunde. No me gusta ni para otros. Uno no se siente bien, soy consciente de que este no es un disco de flamenco.

-Las coplas del querer es un tributo a los grandes del género, ¿con cuál se quedaría?

-Quintero, León y Quiroga han sido el trío más brillante, un tándem perfecto para las canciones más bellas que se han escrito en este país. Pero luego también están Rafael de León y Solano. Hay poesía pura en muchos de ellos: Ojos Verdes, A ciegas, La Ruiseñora ...

-Asegura que entre la copla y el flamenco hay más hermanamiento del que parece...

- Todos los flamencos han echado mano de la copla. No soy el único, Bernarda cantaba muchos cuplés, La Paquera y Caracol también. Yo lo he hecho desde los tiempos en los que vivo. La copla es una música muy joven. Si nada más nacer se queda ahí, es como si estuviera en una incubadora. Debe seguir su curso y crecer como se ha hecho con otras músicas. En el arte no nos podemos quedar petrificados.

-¿Cuál es el nexo de unión?

-En común tienen que las canta un mismo pueblo, que es Andalucía. Y usan prácticamente la misma jerga. La copla se ha curtido en canción francesa y bebe del flamenco, que también ha echado mano de la copla para introducirla por soleás o bulerías. Ambas tocan todos los sentimientos que caben en un ser humano, desde la tragedia más dolorosa a la alegría más eufórica.

-En agosto ha participado en el festival de Granada, donde ha cantado tangos con el bandoneista Rodolfo Mederos, ¿qué tal la experiencia?

-Estaba como en una nube, fue un repertorio de tangos clásicos desde el principio hasta los años 50. Luego lo juntamos con Chicuelo y los palmeros que vienen conmigo, y cantamos piezas que hay en común como una milonga de Chacón, o temas de Marchena inspirados en tango. Volver, que todo el mundo lo ha hecho por bulerías, lo hicimos por alegrías.

-¿De dónde le viene esa querencia por el tango?

-He sido un apasionado de siempre, lo llevo cantando desde hace doce años, y ya le voy cogiendo el gustillo. Tenemos grabado éste y el concierto de 2005 en el Teatro Colón de Buenos Aires. La idea es que a final de año salga todo editado.

-Me imagino que estas intromisiones en otros géneros no responden a un capricho...

-Todo lo que voy haciendo ahora no son ideas que se me ocurran por el camino, son gustos que yo tenía desde pequeño, como las rancheras, por ejemplo. He cantado con mariachis en México.

-No hay nada que se le resista...

-Lo que pasa es que tengo muy poca vergüenza y me meto en todos lados (risas). Me gusta cantar, me produce placer y me veo capaz de asumirlo sin que suene pretenciosos. Siempre desde el respeto.

-Sin embargo, desde el otro lado hay muy pocos que se atrevan con el flamenco...

-Es una virtud que tenemos los flamencos. Lo que pasa es que algunos son muy cerrados, pero la versatilidad que tiene una voz flamenca no la tienen otras de otros estilos. Es una voz muy camaleónica, capaz de asumir otro tipo de canción. Sin embargo al revés no, porque el flamenco es muy complicado.

-¿Y por qué momento pasa?

-Ahora estamos un poco como el país, en crisis. Hay artistas de mucho talento y cada vez se nos abren más las puertas, pero yo me siento un poco huérfano. Han desaparecido en muy poco tiempo figuras tan grandes como La Paquera, Chano Lobato, Valderrama, El Turrronero... Como ellos ya quedan pocos. Pero el flamenco sigue vivo y hay un nido de esp eranza.

-Estrena sello propio, Carta Blanca, para ayudar a los nuevos flamencos, ¿lo ve necesario?

-Me indigna que quien tiene que hacerlo no lo haga. Tenemos una Agencia del Flamenco que debería invertir en un sello y darle calor a quien necesita sacar disco. Para eso está. Yo lo hago porque se me encoge el corazón ver a muchos de mis compañeros pasando fatigas.

-El cantaor Pansequito dice que usted proviene de Andalucía...

-¡Qué arte tiene! Lleva su parte de razón. No sé por qué, pero hay una parte de mí que siempre mira al sur. Mi actitud frente a la vida es muy andaluza, aunque tengo una parte de mí muy catalana. Soy reservado, me gusta la discreción, soy más desaborío en eso (risas).

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