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El Ejército norcoreano controla todos los aspectos de la vida diaria

  • Con más de un millón de soldados en activo, las Fuerzas Armadas están entre las cinco más potentes del mundo

La gran mayoría de los escasos vehículos que circulan en Pyongyang son militares y el Ejército, según la voluntad del presidente Kim Jong-Il, es una institución omnipresente en Corea del Norte, un país forjado en la guerra y para la guerra.

Pequeños coches de tipo jeep y camiones de transporte militar son los vehículos que predominan en la circulación de este país empobrecido que, según estima el Departamento de Estado nortamericano, destina más de un cuarto de su producto nacional anual a gastos militares.

El bombardeo de la isla surcoreana de Yeongpong, el pasado martes, se produjo pocas semanas después de que fuera anunciado oficialmente el ascenso del hijo menor de Kim Jong-Il al rango de general de cuatro estrellas que Pyongyang lo que confirmó, según los analistas, el rol de heredero de Kim Jong-Un, de sólo 27 años de edad.

Una guía, militar, del Museo de la Guerra de Corea recalca que el país, que ha realizado tres ensayos de misiles intercontinentales y dos pruebas nucleares, es una potencia. "Nuestro país se ha convertido en una potencia militar. No necesitamos la ayuda de otros países. Podemos defendernos solos", dice a los visitantes del museo la teniente Ri.

"Hoy somos muy fuertes", dice otro guía al hacer visitar el barco espía estadounidense USS Pueblo, capturado por Corea del Norte en 1968.

El Ejército coreano, con sus 1,2 millones de soldados, es uno de los cinco mayores del mundo.

Algunas ambulancias militares se ven también ocasionalmente en las calles de este país, cuyo sistema de salud está en ruinas, con hospitales prácticamente imposibilitados de funcionar, según un informe de Amnistía Internacional.

Soldados armados montan guardia en los edificios gubernamentales, pero salvo sus fusiles, no se ven armas en la capital norcoreana, cuyos soldados parecen dedicarse sobre todo a trabajos no militares, como grupos de soldados que trabajan cuidando de los parques de la capital.

Las Fuerzas Armadas deben participar "en la defensa nacional y en la construcción del socialismo", afirma un folleto que explica la doctrina militar de Kim Jong-Il.

En el aeropuerto de Pyongyang, grandes carteles muestran soldados construyendo una central eléctrica y ayudando a campesinos en una granja colectiva.

Pero hacer fotos a los soldados, incluso si están delante de un monumento, está estrictamente prohibido. "¡Foto!", grita un norcoreano cuando un turista saca su cámara y la dirige hacia un soldado apostado ante el museo dedicado a Kim Il-Sung, fundador del país y padre del actual presidente.Un guía mira la cámara y verifica que no se haya hecho ninguna foto.

En el estadio de la ciudad, numerosos soldados miran a unos 100.000 participantes que recrean, con precisión militar, la historia de su país.

Kim Il-Sung luchó contra la ocupación japonesa antes de fundar en 1948 la República Democrática de Corea del Norte y, dos años después invadir el sur.

La guerra que estalló entonces entre el norte comunista y el sur apoyado por Estados Unidos y Naciones Unidas, duró tres años.

El conflicto terminó con la firma de un armisticio -por lo que siguen técnicamente en guerra- y la península todavía dividida. Una división que persiste hoy.

La guerra de Corea continúa hasta ahora en las pantallas de televisión del país, donde las películas de guerra que exaltan el heroísmo de los soldados norcoreanos son el pan de cada día en la prgramación de la cadena estatal, la única que existe en el país.

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