-Hablábamos de la actualidad, como artistas ¿se sienten reprimidos?

-Loren Begines (L): Yo siento un malestar y una falta de libertad que me agobia, me asfixia. Hemos salido de una dictadura no vamos a caer en otra... Ellos quieren que vivamos como ellos. Sobre todo, cosas como el ecologismo que se lo han apropiado descaradamente cuando los más ecologistas somos nosotros, los ganaderos, los toreros y los aficionados. Los más respetuosos con la forma de ser de un animal.

-Álvaro Begines (A.B.): Yo siento que se están haciendo las cosas un poco por polémica y por quien más grita parece que tiene que tener la razón. Yo creo que es cuestión de diálogo e indudablemente esto va a cambiar, todo cambiará, pero es inadmisible que no se admita que hay arte ahí, que de ahí sale arte. ¿Qué quemas las obras de Picasso, Goya, Botero? ¿Qué haces? ¿Quemamos todas las películas que tenemos? Tiene que haber una transformación, como en la música, como en todo. Pero hay que hacerlo dialogando, criticando, auto criticando. Esa es la manera, no hay otra. Imponiendo no creo que se llegue a nada aquí.

-¿Estamos ante la negación de una realidad? La muerte existe, no la podemos erradicar. ¿El problema es que a lo mejor no la queremos ver?

-A.B.: Se vive alejado de la verdad. Se vive alejado de la base real de la vida. El otro día le decía a mi hermano 'es que nadie escucha ahora a su madre parir'. Yo escuché a mi madre parir a mi hermano. Esos gritos de dolor y a la vez de alegría, porque estás trayendo una nueva vida, y nadie lo sabe. Así era y se ha perdido porque no queremos sentir nada. Ahora lo que estamos es en contra o a favor de algo. Es lo que hay ahora en las redes: sí o no, te gusta o no te gusta. Es más complejo, mucho más complejo. La vida no es fácil, no es fácil nunca. No porque tú lo veas bonito todo ya es fácil.

-L: Exactamente. El animal es cazador, el hombre también. Es así. Puede considerarse como morbo pero el hombre necesita medirse con la naturaleza, porque era la propia naturaleza la que lo dictaba. Ahora en un mundo de control y de mentiras, virtual, que al encender el televisor nada más que ves violencia, es terrible. Entonces, cuando un hombre se mide con un toro, en un cuarto de hora que acaba en muerte, no lo quiere ver nadie, es políticamente incorrecto.

-Definan el arte que presencian o ven en la tauromaquia.

-A.B.: Yo cuando no tiene mucha explicación el arte, cuando realmente no tienes que entender es cuando te llega. Yo recuerdo haber ido cuando pequeñito a los toros y yo no sentía nada. Yo veía aquello pero no me llegaba. Pero cuando, no me acuerdo bien, tendría yo 16 años o 17 yo vi a Curro Romero, en Alcalá, además era un festival, pero yo vi esa lentitud, esa capacidad, no sé, me... Empecé a preguntar ¿este hombre por qué torea tan lento? Y además lo hace de otra manera, una cosa... Y me emocionó, me llegó esa emoción. Y ya no tenía que entender nada más. Hay momentos que te llegan y cuando llegan no tienen mucha explicación, es que hay algo ahí grande.

-L: Yo me quedé flipado de niño delante de un cartel de toros. (Risas) De Tarragona, además. Estos carteles valencianos, de dos metros de alto, a todo color, preciosos... Porque ahora realmente yo investigo en carteles y hago muchos carteles, pero echo de menos los carteles de los años 40, 50, 60. Entonces, me impactó tanto esa suma de color y ese movimiento y ese ojo del toro... ¡Bua! (exclama). Mis padres me llevaban los domingos a los toros y me dijo mi madre: 'ponte al lado de ese coche que están llegando,' y vi salir un hombre vestido de luces... (vuelve a exclamar). Más flipé todavía. No tenía ninguna noción de miedo ni de muerte en mi mente como niño. Cuando tuve que torear la primera vez sí y lo superé y estuve luchando contra este miedo. Tú sabes (se dirige a Álvaro) que me gustaba el rock and roll también, era más punky, entonces eso fue un freno tanto físicamente como a mi afición, al fin y al cabo.