Cultura

Por el arte como cuidado, contra el arte como dominación

  • El Museo Picasso analizará en su séptimo Seminario de Arte e Inclusión Social las desigualdades que sufren las mujeres en el desarrollo cultural contemporáneo

Si cada museo propone una determinada interpretación del mundo, un relato de la historia y del presente, un discurso favorable a la igualdad de género (y feminista, por tanto, en sus intenciones) se preguntaría en qué medida ese mundo pertenece a las mujeres y hasta qué punto las mujeres se sienten parte de ese relato. Consagrados como templos elevados a mayor de la gloria de la inspiración, a menudo los museos quedan exentos de una lectura crítica en este sentido: pero si es cierto que los centros de arte asimilan las contingencias humanas, también lo es que asimilan necesariamente sus desigualdades. Por esta razón, el Museo Picasso Málaga celebrará el próximo 14 de diciembre la séptima edición de su Seminario de Arte e Inclusión Social (organizado en colaboración con la Obra Social La Caixa) bajo el lema Mujeres, cultura y vulnerabilidad con la intención de analizar las desigualdades que sufren las mujeres en el desarrollo cultural y artístico contemporáneo, especialmente en los museos como crisoles efectivos de este desarrollo. La jornada contará con tres ponentes que abordarán otras tanta cuestiones al respecto, de manera tan singular como complementaria: la profesora titular de Educación Artística de la Universidad Complutense de Madrid Marián López Fernández Cao (Género, exclusión social y museos), la directora de la Cátedra de estudios de Género de la Universidad de Valladolid, María Teresa Alario Trigueros (Arte y museos como espacios de igualdad) y la profesora de la Universidad de Málaga María Jesús Martínez Silvente (Mujeres en la cultura contemporánea). El seminario comenzará a las 17:00 con entrada libre y gratuita (aunque las personas que soliciten su inscripción a la dirección de correo electrónico educacion@mpicassom.org tendrán preferencia en el acceso).

Explica María José Valverde, coordinadora del Departamento de Educación del Museo Picasso, que este nuevo seminario "sigue la estela de la edición anterior, que estuvo dedicada a las mayorías sociales como objeto de inclusión en los museos. Ahora nos parecía interesante prestar una mayor atención dentro de esas mayorías a las mujeres, como potencial audiencia de los museos y también como artistas". Señala Valverde que la actual exposición temporal del museo, Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo, ofrece el contexto idóneo para el seminario, "en el que ahondaremos en el arte como herramienta para la mejora de situaciones de vulnerabilidad social y creación de bienestar, en los museos como espacios de inclusión y también en la función de las mujeres como creadoras de arte". Con este fin, además del seminario del día 14, el 15 de diciembre siguiente se celebrará un foro "centrado en el análisis del papel de la mujer en el contexto social y cultural actual". Explica además Valverde que en los últimos años diversos museos españoles han puerto en marcha varios proyectos para el fomento de la igualdad de género a través del arte, con lo que ya existe un campo de experiencias sobre el que poder contrastar y reflexionar. El director del Museo Picasso, José Lebrero, apunta por su parte una evidencia: "Los museos reciben a más mujeres que hombres. Más aún, el público femenino es por lo general más receptivo, más abierto e incluso más entusiasta a la hora de participar en experiencias artísticas y sobre todo a la hora de expresar sus emociones. Por eso echo en falta un debate sobre la representación del mundo de las mujeres en los museos, a los que acuden más mujeres que hombres, especialmente en toda una ciudad de los museos como Málaga". Señala además Lebrero que el debate feminista está abriendo nuevos cauces en la ciudad (y recuerda la reciente presentación del ensayo colectivo Coordenadas, publicado por la Fundación Málaga y coordinado por la escritora Cristina Consuegra), por lo que corresponde a los museos subirse al carro.

A los museos van más mujeres que hombres. Echo en falta un debate al respecto en Málaga"Revisar el canon significa proponer alternativas a la tan aburrida y tan masculina individualidad"

Preguntada por las posibilidades del arte para servir como instrumento de transformación social favorable a la igualdad de género, Marián López Fernández Cao, referencia en la investigación sobre arte, feminismo y educación en España, responde a Málaga Hoy que, desde un punto de vista antropológico (más allá del estético), y según dejó escrito John Dewey, el arte es "producto de una experiencia. Y en tanto que experiencia, el arte es un instrumento perfecto para la inclusión. Ahora bien, otra cosa es que quien selecciona y valora los elementos considere que unas experiencias son más valiosas que otras por una cuestión de género o de origen". Respecto a la inclusión de mujeres en el canon universal de la historia del arte, López señala que muy a pesar de las aparentes novedades el porcentaje "no alcanza ni el 1%; mejor, ni el 1‰. No hay que olvidar que para que haya un canon debe haber detrás una comunidad hegemónica que lo sustente, y esa comunidad persiste". Cita López Fernández Cao a la pedagoga Nancy Fetzer cuando explica que "para que se dé una vida más igualitaria debe darse una igualdad de oportunidades plena en lo que se refiere al conocimiento, la producción y la distribución de los bienes sociales y materiales. Las mujeres crean arte porque hacerlo responde a una necesidad humana que es la misma en varones y mujeres. Pero si quienes sostienen y definen el canon excluyen del mismo a las mujeres por ser mujeres, eliminan a estas creadoras de la genealogía del arte y de su historia. Cuando no hay conocimiento, ni producción ni distribución de medios materiales, no hay justicia económica ni social. Y esto es justamente lo que sucede respecto al canon". Para detallar los alcances de esta injusticia, la profesora se apoya en el teórico pacifista noruego Johan Galtung: "La violencia física se sitúa en el vértice de la violencia estructural y simbólica; así, la desigualdad es una manifestación más de esta violencia estructural".

Sin embargo, en lugar de emplear término canon, López prefiere hablar de una "objetividad dinámica". Y advierte de que "debe darse una objetividad por consenso. Decía Amelia Valcárcel que cada generación tiene la obligación de revisar su canon. Pues bien, pongámonos a ello. Veamos de qué somos capaces. Escuchemos a Walter Benjamin cuando afirma que nada de lo que ha ocurrido debe darse por perdido para la historia. Pongamos sobre la mesa la justicia social, la inclusión, el reparto equitativo de los medios materiales y una vida mejor en lugar de la tan masculina y tan aburrida individualidad". La solución tiene que ver necesariamente con la educación, pero nos encontramos con un sistema educativo "condicionado por todo lo que diga el informa PISA y que ha asimilado fervientemente la idea de que el arte es para las élites. Con el curriculum actual, la educación nos escamotea el desarrollo integral del ser humano al eliminar todo lo que tiene que ver con la creación y observación de símbolos. Estamos obligados a reproducir los símbolos de otros. Pero lo que está claro es que lo que nos ayuda a sobrevivir no es una hoja de Excel, sino la creatividad. Como dijo el músico Viktor Ullmann, fallecido en Auschwitz, la capacidad de crear es la capacidad de sobrevivir".

López Fernández Cao valora las posibilidades de los museos a la hora de favorecer la inclusión de las mujeres como "muy interesantes, dado que son espacios de poder hegemónicos. Eso sí, la función de los museos no es tanto transformar la sociedad, sino recoger lo que la sociedad piensa. Trabajan más hacia adentro". Y matiza: "De cualquier forma, la idea de un arte de mujeres no me convence. La cuestión no es llenar los museos de obras de mujeres. Proyectos como aquello de Mujeres en El Prado son un parche. No, la cuestión, lo que hay que cambiar, es la forma de pensar. Y yo prefiero pensar en el arte como cuidado, no como dominación. No se trata de cambiar un dominante por otro, sino considerar, como hizo Heidegger, que el artista es un cuidador; alguien que, cuando mira, lo hace como un ejercicio de atención. Esto es algo fundamental en educación. Uno ve las cosas cuando se detiene a mirar tranquilamente. Y nadie dedica más tiempo a mirar un árbol que quien lo dibuja. Con el cuidado que implica la atención, además, podemos recuperar la capacidad de escuchar hacia dentro. Hacia uno mismo".

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