Música

La Trinidad o la resistencia

  • Con el lanzamiento de su primer álbum, ‘Los edificios que se derrumban’, el grupo malagueño refuerza su proyección en el panorama del rock nacional

Jorge Zúñiga, Carlos Guerrero y Sixto Martín son los miembros de La Trinidad.

Jorge Zúñiga, Carlos Guerrero y Sixto Martín son los miembros de La Trinidad. / Marta Porto

Suena la voz de Sixto Martín en La Mundial: “Aquí en medio de la ciudad / me caigo a trozos y me acabo por derribar / Un tropiezo, un insulto, otro empujón / me miran tan mal como a la Mundial”. Lo que seguramente no esperaba el mercado discográfico a estas alturas era la irrupción de un grupo de rock que abordara en sus letras cuestiones como la especulación urbanística, la destrucción patrimonial de las ciudades, el capitalismo salvaje que convierte los entornos humanos en centros comerciales, la desmemoria y la ruina, con una contundencia propia del punk a la hora de llamar a las cosas por su nombre y ni un solo pelo en la lengua. Seguramente, dada la trayectoria reciente de la capital, había que ser de Málaga para dar semejante paso. No en vano, La Mundial forma parte del último álbum de La Trinidad, Los edificios que se derrumban, recientemente lanzado por Sonido Muchacho, grabado en el estudio de Paco Loco en El Puerto de Santa María y producido y mezclado por el músico estadounidense John Agnello, toda una autoridad por cuyas manos han pasado luminarias como Sonic Youth y Dinosaur Jr. Nacido a modo de proyecto paralelo de The Loud Residents para la composición e interpretación de temas en castellano, el grupo tiene entre sus ases más irresistibles, precisamente, un coraje en sus versos que se echaba de menos desde hacía demasiado tiempo en el rock español. Si ya los dos EP anteriores, El peligro (2018) y Nuevas dignidades (2019) pusieron sobre aviso a un ya amplio número de seguidores, Los edificios que se derrumban ha terminado de consolidar a La Trinidad como una de las realidades más prometedoras, brillantes y seguramente necesarias del rock español. El grupo, que completan Carlos Guerrero y Jorge Zúñiga, toma su nombre del barrio malagueño más señero, el que se debate entre la resistencia y la ruina. Y justo ésta es la contienda que hace suya La Trinidad.

Portada de 'Los edificios que se derrumban'. Portada de 'Los edificios que se derrumban'.

Portada de 'Los edificios que se derrumban'. / Sonido Muchacho

Los edificios que se derrumban debió haber visto la luz la pasada primavera, aunque las circunstancias derivadas de la pandemia del coronavirus obligaron a su aplazamiento: “El momento actual sigue siendo difícil, desde luego, pero antes del verano tuvimos claro que había lanzarlo en otoño como muy tarde, como fuera, y eso hemos hecho. En gran medida nos ha ayudado que nuestro sello no haya parado de publicar cosas. Lo que más echamos de menos es tocar en directo, pero el rock and roll no puede parar”, explica Sixto Martín, cantante y guitarrista del trío así como de The Loud Residents, banda que no sólo sigue en activo sino que se dispone a grabar también su nuevo disco. Respecto a la transición del inglés al castellano como lengua vehicular (con perdón) en sus composiciones, más aún con tan elevada dosis de intención en las letras, Martín matiza que la decisión “no vino motivada por una voluntad, digamos, determinada, sino por una mera cuestión personal. No queremos hacer bandera de nada, sino hablar de las cosas del día a día que nos preocupan como ciudadanos. En el rock español parece que hemos pasado de un estado de ánimo contestatario a vivir en un patio de instituto de EEUU, pero nosotros evitamos cualquier impostura”. En este sentido, rechaza Sixto Martín cualquier aspiración de representatividad generacional, “entre otras cosas porque entre la gente de nuestra generación abunda el desapego, un individualismo reforzado por las redes sociales y un infantilismo que puede tener que ver con el hecho de que, tras haberse enfrentado a dos crisis, nuestra generación tiene dificultades para emanciparse y salir del cascarón. Consideramos que faltan voces que hablen de nuestro mundo abiertamente. Por nosotros, que no quede”. La Trinidad aborda también en sus canciones las paradojas de la clase media y la querencia cainita más dolorosa en España invertebrada, escrita como si a la Generación del 98 le hubieran inyectado una dosis elevada de rabia y electricidad: “No nos conformamos con un enfoque estético. Queremos ir a otro sitio, tocar a la gente en sus convicciones”.

"El rock español sigue viviendo de las ruinas del ‘noise pop’. Habría que pasar a otra cosa", apunta el cantante y guitarrista Sixto Martín

El título Los edificios que se derrumban hace referencia a La Mundial pero también, sí, a Einstürzende Neubauten, y algo de Blixa Bargeld respira en no pocos temas, especialmente en el tratamiento del ruido como un instrumento más. Sixto Martín admite influencias de grupos como Polvo, Swans o Sonic Youth “a pesar de que nuestro disco es mucho más limpio y mucho más pop”, aunque explica: “En los años 90 aparecieron en España músicos como Corcobado, Vírgenes Adolescentes y 713avo Amor, que trabajaban el ruido de una manera muy interesante. Después, en parte por la influencia de Radio 3, la atención se desplazó al noise pop que hacían Australian Blonde o Los Planetas. Y no ha pasado nada más desde entonces. El rock español sigue viviendo de las ruinas del noise pop, y ya va siendo hora de que pasemos a otra cosa. No nos consideramos herederos de nada, pero de alguna forma sentimos más conexión con un grupo como 713avo Amor que con el noise pop, aunque nuestro sonido sea muy pop”. En cualquier caso, La Trinidad invirtió todo el tiempo y el esfuerzo para lograr el mejor sonido posible para su disco: “Ahora todo el mundo graba en su casa porque, total, Spotify apuesta por incluir cada vez más cosas y con menos calidad. Pero para nosotros era fundamental hacer un disco que pueda perdurar, que siga sonando bien dentro de unos años”, explica Sixto Martín, quien comparte la idea de que seguramente no hay a día de hoy nada más punk que un disco bien hecho. Ahora, La Trinidad busca fórmulas para presentar el disco en Madrid y en Málaga antes de fin de año, “tal vez en salas o teatros pequeños”, tras cancelar o aplazar todos los conciertos del pasado verano. Este tiempo necesitaba una banda sonora. La Trinidad la sirve en bandeja.

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