Cultura

Una nave malagueña en lo más alto de la escena rap nacional

  • Space Hammurabi se consolida como un Wu-Tang Clan patrio

  • El lanzamiento de 'Hammu Nation' es la confirmación de su entrada en lo más alto del panorama

J Moods, Easy-S y Raggio en el estudio del productor.

J Moods, Easy-S y Raggio en el estudio del productor. / Marilú Báez (Málaga)

5 de agosto 2015, la nave era un proyecto que tenía que pulirse y con ganas pusimos ladrillos pa’ ponerlo más firme. Acaricia el ritmo la voz de Raggio en “Big dreams”. Suena suave, melódico, atrapa ladrillo a ladrillo, barra a barra. “Hammu Nation” es el último ladrillo –y el primero en conjunto– que ha puesto este joven grupo en su ya sólida carrera. Hace tiempo que dejaron de ser un proyecto de futuro y por si alguien lo dudaba, todo se disipa al escuchar las primeras barras de “Welcome to my hell”. Dos patrones de Saske que van creciendo hasta romper en un beat “que ya es leyenda”, asegura Delaossa.

Podría parecer que seis voces y dos productores son demasiadas cabezas para hacer un solo disco, más si añadimos a la coctelera las personalidades tan fuertes que suelen tener los artistas. Y ahí está la clave del éxito de Space Hammurabi, en el fondo siguen siendo el mismo grupo de chavales que rapeaban alrededor de un altavocito pequeño “en los botellones antes de irnos al centro, cuando nos dábamos cuenta eran las tres o las cuatro de la mañana y se nos había pasado la hora de ir a los bares”, recuerda Carrión, a lo que añade que incluso se alejaron de amistades porque estaban “todo el día pensando en música y haciendo música”. Y a esa ilusión se le han sumado ahora los medios y la experiencia de quiénes llevan toda una vida escuchando y haciendo rap.

Pero esa no es la única clave del colectivo malagueño, porque si en el Renacimiento los artistas pintaban, esculpían y proyectaban edificios hoy producen, graban, escriben y si les apuras hasta te tatúan. “En Menorca no había nadie que hiciese música, no hay estudios donde grabar, pero yo escribo porque me gusta, porque me sale. Y así aprendí a producir y a masterizarme como podía”, cuenta Saske. Raggio, por su parte, es también film maker (casi todas las tomas del videoclip de “Bonita Lana” son suyas). Aprendieron de la necesidad a hacerlo todo, a complementarse y a crecer. Y a hacerlo con los mínimos medios posibles. Aprendimos solos a escribir, grabar y editar, les dimos esperanza a aquellos que no tenían de na, con orgullo y constancia nunca perdimos la fe. Y ahora que el colectivo ya suena en barrios de todo tipo y de todas las latitudes, ese rodaje les hace que sepan lo que buscan en todos los ámbitos.

Detalle de dos de los discos de oro que ha recibido Space Hammurabi Detalle de dos de los discos de oro que ha recibido Space Hammurabi

Detalle de dos de los discos de oro que ha recibido Space Hammurabi / Marilú Báez (Málaga)

Space Hammu es el mejor ejemplo de que el rap es el más pop de todos los géneros hoy, entendiendo pop como la cultura popular, como el boxeo de los años 50. Surge en los barrios y es la gente de menos recursos la que lo levanta y acaba escalando, poco a poco hasta los consumidores más pudientes. “Mola ver cómo en los conciertos ya no somos solo los cuatro gatos de siempre con las sudaderas negras anchas, en nuestros conciertos hay gente de la edad de nuestros padres y chicos jóvenes de barrios más pudientes”, cuenta Carrión. De El Limonar hasta Carretera de Cádiz, extendiéndose por todos los puntos de España y Latinoamérica, Space Hammurabi suena fuerte en los bajos de los coches mientras pasan moviendo el cuello.

Porque este es también un disco para engordar las cuentas de resultados de las empresas de collarines. Temas como “Guernica” o “Hammu Nation” suenan al rap más clásico y hardcore, a un rap que se venía echando de menos y que se complementa muy bien con “los temas más melódicos, más cantaditos que también son parte de la esencia de Space Hammu”, asegura J Moods, productor del colectivo. Que el disco suene mucho más duro es gracias a la voz de Sansón, quizá el menos prolífico (en lo referido a la cantidad) de los integrantes del grupo, pero una de esas voces rasgadas que marca el distintivo en un tema “es cierto que le doy un matiz distinto al disco, más que nada porque no estaban acostumbrados a mí”, responde el rapero cuando es preguntado por esto. No es lo mismo escribir bajo presión, que escribir bajo el techo la prisión, manín’, barras cargadas de realidad en un panorama que a veces parece pecar de querer ser calle sin pisarla, “me dicen mucho que mis barras parecen todas del módulo 4, del patio de la prisión, pero es que es lo que llevaba dentro en ese momento”.

Y quizá eso es lo que demandaba el fan, sonidos oscuros, “la gente que nos escucha quería rap duro”, asegura Raggio, pero “los estribillos cantaditos, la música un poco más melódica, con colorcito, las canciones más lumínicas también son parte de la esencia de Space Hammu desde los comienzos, desde que estábamos en corros rapeando sobre bases que poníamos en los altavoces de algún coche”, añade Delaossa.

Fotograma del videoclip de "Guernica" en el que participan todos los integrantes del colectivo. Fotograma del videoclip de "Guernica" en el que participan todos los integrantes del colectivo.

Fotograma del videoclip de "Guernica" en el que participan todos los integrantes del colectivo. / M. H. (Málaga)

Algo así como una cárcel creativa debió parecerles a los ocho integrantes la casa donde se encerraron a grabar el disco, que se escribió, grabó y produjo en tan sólo 5 días. “Llevábamos mucho tiempo queriéndonos juntar para hacer algo y la pandemia fue un poco el detonante. Sin conciertos, giras, ni festivales era el momento idóneo”, aseguran J Moods, Easy-S y Raggio casi al unísono. Y detrás de esa compenetración están Kas.Rules y J Moods, los beatmakers. “Es muy fácil trabajar con ellos, son muchos años y ya sabemos lo que quieren casi sin hablarlo”, asegura J Moods. Y entre todos los excesos aparecía Kas.Rules para poner algo de orden, “hay alguno que es más quisquilloso que otro con los sonidos, pero ellos saben que conmigo van a sonar bien y yo sé lo que ellos quieren, así es muy fácil trabajar, aunque es verdad que yo siempre me ocupo de estar pendiente de que graben a la hora que tienen que grabar, que estén en los sitios a la hora que hay que estar…”. El de productor solía ser el trabajo más en la sombra, pero en Space Hammu no les esconden ni mucho menos, “a nosotros nos gusta darle crédito a nuestros productores porque son muy importantes, cada vez se van haciendo más hueco y se les paga más parte del pastel”, asegura Delaossa. “Imagínate que vamos a la casa y no hay ritmo, no sale el disco”, apostilla Kas.Rules.

Siempre dijeron nuestras familias que lo dejaseis, estáis locos; no vais a conseguir na’ de eso, son sueños grandes pa’ otros. Y alguna que otra vez pensaron en dejarlo. La escena en Málaga no ofrecía ninguna escalera para facilitar la subida. “En Málaga habían grandes raperos a los que escuchábamos, pero no había cultura rap, echamos en falta a alguien que apostase por nosotros cuando éramos chavales, que nos metiese en un estudio y nos dijese: ‘yo os financio hasta que empecéis a obtener beneficios con las reproducciones’, como luego hizo Grimey con nosotros”, asegura Easy-S. “Nadie ha apostado un duro por nosotros hasta que hemos tenido un nombre”, apostilla Raggio. Eso hizo que tuviesen que compaginar madrugadas de barras y beats con tardes “atendiendo a guiris”, estaba trabajando en el bar, sirviendo copas, hablando con las chicas y tal, se acerca un notas y me dice: ‘Carrión eres un máquina, ojalá te pegues pronto ponme un Larios con tónica’.

Han logrado equilibrar el disco con temas melódicos y otros con sonidos hardcore

Y si el caso de Space Hammu es paradigmático y digno de estudio es porque no se recuerda un grupo de tanto nivel y tantos integrantes desde los Wu-Tang Clan en la USA del boom de esta música. “Creo que nunca ha habido un colectivo tan grande donde todos los integrantes tuviesen tanto nivel en España, tanto escribiendo, como soltando barras, como produciendo, tenemos algo muy grande y hay que cuidarlo”, asevera Delaossa. A él le gusta llamarlo “más mixtape que disco”, en el sentido de “junte de temas que se hacen con diversión en pocos días, como ir a un camp y hacer una especie de maqueta”, añade Delaossa, y eso habla mucho del producto final, no es marketing, no hay nada forzado, es el resultado de una fiesta de cinco días. Y este disco es una bomba que sólo refrenda lo que se venía escuchando en Rounders, La Tour Liffe, Tramontana, Space Dealers, Ladies o Countach 93: mucha cultura malagueña en beats que te hacen mover el cuello, estética cuidada y mucho, mucho talento.  

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