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En los últimos quince días la piqueta se ha cobrado dos víctimas: Villa Maya y La Mundial

Dos bajas. En los últimos quince días, la piqueta se ha cobrado dos nuevas víctimas entre el caserío más significado de Málaga. Villa Maya y la Mundial. Si en la primera, su valor histórico como refugio de cientos de malagueños durante la Guerra Civil era mayor que el de una arquitectura simplemente correcta, en la segunda convivían ambas virtudes. Condiciones que dieron lugar a su inicial protección, suprimida coetáneamente a la puesta en marcha de la operación Moneo. Protección que dejó de justificarse ante la pobreza de una estructura de madera que su demolición ha revelado metálica, testigo de la sociedad malagueña de la época y prueba de cómo podemos hacer las cosas.

Son cinco los años que han pasado desde que se sacó a exposición pública el Avance del Plan Especial de Protección y Reforma del Centro Histórico, PEPRI. Años en los que su tramitación se ha reducido al anuncio de la posible ampliación de su perímetro. Cinco años en los que las únicas noticias han sido un sinfín de manifestaciones sobre la necesidad de su revisión. Revisión que no parece llegar, y sin la cual, el ayuntamiento no recuperará su plena competencia en licencias urbanísticas en el centro. Luego podremos invocar la autonomía municipal, pero el primer paso para tenerla plenamente es ejercerla en la parte que nos queda. Años en los que se sacó a contratación la revisión del Catálogo de Edificios Protegidos del Centro Histórico. Contratación que, ante sus leoninas condiciones económicas, fue recurrida por el Colegio de Arquitectos. Y ahí se quedó. Esperando que la demolición de la Mundial, o Villa Maya (aunque esta no esté en el centro) demostrasen que no puede hacerse un catálogo a 49 euros la pieza y captar el verdadero valor de lo que se cataloga, que solo sale a la luz con su inevitable pérdida.

La demolición de la Mundial también ha descubierto un nuevo camino para preservar el patrimonio: reconstruirlo unos metros más a la derecha. Esa es la última propuesta a los propietarios de Villa Maya y de la que se desconoce si será respondida con un toque de matasuegra al compás de las hormigoneras. Mientras tanto, se ha ordenado a los técnicos de la Gerencia el diseño de una placa conmemorativa. Si les queda bien, la podremos emplear en otros edificios. Que a pesar de las fechas nadie haya propuesto una solución para el problema de fondo presagia un buen futuro a estas iniciativas de rotulación.

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