Vaya papeleta

Marín y Rivera tensarán la cuerda mientras amenazan a Moreno con el "cordón sanitario" de las izquierdas

Por mucho que se empeñe, ni el PSOE ni Susana van a gobernar. Ya puede ponerse en cruz la todavía presidenta. El PP y Cs sólo quieren verla crucificada. O lo que es lo mismo, fuera de San Telmo. Saben que sus respectivos votantes no les perdonarían otra alternativa y ahora están en racha. El primero, porque no le ha superado Ciudadanos, y el segundo, porque casi lo consigue. La duda estriba en si conseguirá la presidencia el ganador moral o el aritmético. En quién frenará antes su coche frente al precipicio de una nueva convocatoria electoral en la que el partido que aparezca como responsable de la falta de acuerdo podría despeñarse por el barranco. El voto conjunto de todos los partidos de la derecha arroja una mayoría que no pueden bloquear las dos formaciones de izquierda ni desperdiciar las dos de derechas. Un pacto que VOX sólo tiene que esperar a que se produzca para saber con quién tiene que negociar su apoyo. Y con el que Ciudadanos echaría en cara durante años al PSOE-A y Adelante Andalucía haber permitido a la extrema derecha tocar el pelo del poder. La alternativa son ellos mismos, que a diferencia del PP pueden negociar a izquierda y derecha, y a los que, con la abstención de Alternativa Andaluza, les basta con el voto favorable del PSOE-A. Lo saben y hoy ya lo han dejado caer. Si la izquierda quiere parar a la extrema derecha en el parlamento andaluz, no hay otra alternativa. Si no, ellos la atemperarán. La poética de las calles y las plazas está bien para los mítines, pero las leyes se hacen en el parlamento. El PSOE y Alternativa tienen encima una buena papeleta. Marín y Rivera lo saben y tensarán la cuerda mientras amenazan a Moreno con el "cordón sanitario" de las izquierdas.

Tan torpes como serán Casado y Rivera si no desalojan al PSOE de la presidencia de la Junta, resultará el PSOE si no se plantea desde hoy mismo cómo vuelve a constituirse en una alternativa de gobierno. Por el momento, las próximas semanas le exigen que juegue bien sus cartas. Después, el nuevo gobierno exigirá una renovación de las caras más visibles del partido. Tan difícil como estar a las órdenes de quien antes te apoyó, es pasar a la historia como la primera presidenta que se quedó en la oposición después de perder el gobierno. Pero además, si lo primero que se te ocurre para presentar un triunfo de la izquierda es no contar los 400.000 votos de VOX, entonces es imposible.

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